“5:00 a.m”
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Marcaban las manecillas del viejo reloj de pared de la sala en dónde estaba obligado a dormir, indicando como un recordatorio siempre presente que era hora de iniciar las actividades de aquel día, como seminarista, pues estaba próximo a tomar un cargo menor hasta convertirse en párroco, un puesto importante con el que siempre había soñado desde que veía la catedral desde afuera en sus años más dulces.Como una rutina, imposible de romper, estricta como lo era casi todo aquello que estaba obligado a decir y pensar en un intento monstruoso de castidad sacramental, el té tenía que estar servido antes de tomar el desayuno, pues temía el castigo de los sacerdotes y los altos mandos a su cargo, a veces, y con suerte, se le era encargado la búsqueda de pan, vino y queso, salir no era una opción ni algo que los seminaristas pudiesen disponer, las tentaciones terrenales eran algo que no se podían permitir, ¿Por qué había aceptado aquel martirio de aislarse del mundo en primer lugar?
No tenía otra opción, después de haber terminado la preparatoria, sufría el no haber Sido aceptado en una universidad pública, mucho menos para una matrícula privada, aunque tampoco es como si quisiese dedicar su vida a litigar siendo abogado, enseñar siendo profesor o emprender algún negocio como los miles que había en la capital Parisina, si le preguntaban después de mucho rato, podría recordar las primeras veces que soñó con algo para nada relacionado al servicio de dios ni mucho menos a ejercer su palabra, "Ideas mundanas y temibles", decían sus padres al presentarles la idea de pertenecer a la prestigiosa escuela de bellas artes para luego obtener un puesto como profesor de música.
Lamentablemente en su vida otra opción no había, ni rezando para obtener el más ferviente de los milagros. Era demasiado maduro como para mirar a las estrellas y pedir un deseo, esperando que se cumpliera, sin embargo, no lo era como para ocultar los sentimientos que lo aquejaban de manera recurrente, un sentido de culpa, decepción le acuchillaban la espalda a veces con deseos de muerte que a veces solo intentaba callar con unos cuantos rezos y el ignorarlos, no podía hacer y ayudar a otros si no podía hacer nada por si mismo.
En aquel lugar, cualquier sentimiento negativo era reprimido como un pequeño resto que había dejado la crueldad de la inquisición, una fachada era obligatorio a usar, demostrar que estaba seguro de si mismo le haría, por lo menos, no ser reprendido como en sus primeros días, con latigazos en la espalda y un "Ave María" para sanar con crudeza el pecado de la duda y cualquier rastro de ella, como así también cualquier sentimiento de divagar aunque sea unos breves momentos antes de continuar con las labores de aquel día, y como se ordenaba en la lista de deberes que debía cumplir de forma absoluta y obligatoria, esfumando los pensamientos junto con el vapor del té caliente que estaba ya servido en las tazas con detalles de porcelana que estaban cuidadosa y milimétricamente puestas sobre el mantel blanco, bordado de manera artesanal que cubría a modo de protección la mesa, continúo sirviendo los últimos trozos de pan que quedaban, y el queso para el disfrute de los comensales que comenzaban el día.
Después de unos suspiros, y unos parpadeos de cansancio mudo, se colocó un abrigo, el único que tenía, para nada extravagante, y mucho menos de calidad, simplemente el único que le habían podido conseguir, saliendo de la catedral, iniciando el camino que tenía que recorrer hasta la panadería de preferencia, lo único que le hacía sentir vivo, era pasar de camino, junto a esta maravilla, a la cual a veces simplemente quería arrojarse para ahogarse de una vez por todas y disiparse como una pequeña partícula insignificante, lo que a penas y conocía de vista, el maravilloso "Río Sena".
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★𝗻⋆⠀݁⠀﹗✺ ▸ La Seine || Craig Tucker.
Fanfiction▸﹙🖋﹚ˑ 𖥻 ๑◕‿◕๑ ❘❙❚𖦹❚❙❘❙❚❘ "Veloz el tiempo vuela la misma flor que hoy admiras, mañana se marchitará y entonces estará muerta." ᜃ⋆𓈀Es mi primer fic y no se que más poner.