Primer libro de la #sagasalvaje
1537 May fue a parar a las manos de Arthur tras una serie de acontecimientos devastadores, comenzando por la muerte de sus padres. Ella es simplemente el lugar donde él descarga su ira. Cansada y temerosa por su v...
May fue arrojada a una habitación igual de desolada. Su respiración era entrecortada y el corazón le martilleaba en el pecho. Estaba inmóvil en el suelo mientras aquel hombre daba vueltas alrededor suyo como un gato que juega con el ratón antes de devorarlo. El miedo había calado demasiado en ella, era incapaz de moverse, solo temblaba.
— ¿Cómo podría usar este cuchillo contigo? —cuestionó mientras le enseñaba el dirk de punta reluciente. La tomó por el brazo obligándola a ponerse en pie. —Creo que no necesitas esto. —cortó el cordón de la gruesa capa, haciendo que esta cayera al suelo. Después se deshizo de su cinturón, y lo usó para inmovilizar las manos de May.
May miró los ojos negros como las alas de un cuervo. Aquel hombre no tenía ni una pizca de compasión en su mirada. Su temblor se hizo más evidente.
—No te muevas—dijo colocando la punta de cuchillo en el estómago de May. —No queremos que te corte por error ¿Verdad? — cortó los cordones que ceñían su corpiño. —Dime muchacha, tendrás un nombre. —May se mantuvo en silencio, desafiándolo. Él sonrió y puso el cuchillo contra la garganta de ella. —Tu nombre. —el filo estaba tan afilado que May sentía como estaba haciendo un leve pero doloroso corte en su piel. Gimió de dolor.
—May. —contestó movida por el miedo. El apartó el cuchillo.
—May, has hecho algo que no me gusta. Acuchillar a uno de mis hombres no ha estado bien. —dijo como si regañara a una niña. — No me dejas más opción que castigarte. — Colocó sus manos en el escote de May para tirar con fuerza y romper la tela, incluso la de su camisola, dejándola desnuda de cintura para arriba.
May gimoteó totalmente indefensa mientras aquellos ojos negros escrutaban sus pechos sin pudor. La mente de May se llenó de los terribles recuerdos que asociaba a Arthur, sentía que aquel hombre estaba dispuesto a hacerle lo mismo.
—Tienes la piel demasiado bronceada... ¿De dónde eres? —la punta de su dirk bailaba entre los senos de May—¿Eres gitana quizás? —presionó la punta haciéndole ligeros cortes. May gritó dolorosamente mientras finos regueros de sangre comenzaban a aflorar.
—Mis padres eran españoles. —dijo con voz trémula por el dolor.
—España, que gratos recuerdos. —murmuró mientras apretaba con rudeza la punta del pezón izquierdo. May hizo una mueca de dolor. — ¿Cuál prefieres que te corte? —dijo refiriéndose a los pezones. Ella lo miró espantada mientras comenzaba a llorar. — Vamos lo dejaré a tu elección—sonrió como si le hiciera un favor—Te daré tiempo para que lo medites. —usó el cuchillo para cortar la falda, dejándola completamente desnuda.
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Beth volvió en si mientras llevaba las manos hasta la dolorosa zona que era ahora su estómago. Miró a los lados buscando a May, en su lugar encontró a uno de sus captores. Se puso en pie como un resorte.
—Al fin despiertas—dijo con voz gutural. — esto no iba a ser tan divertido si seguías dormida.