Capítulo 21
Me contuve por completo y tragué fuerte, por un momento algo amenazó en estallar nuevamente, pero me cohibí lo más que pude, las cosas entraban en lo serio.
Nos encontrábamos sentados, Harry y Adela uno junto al otro, y yo frente a ellos.
Me aclaré la garganta para hablar
—Me ha llegado un cheque con una suma de dinero de: un millón de pesos disponible— sus caras brillaban en su máximo explendor —no puedo aceptarlo, es muchísimo dinero y ni siquiera sé quién me lo ha enviado.
—Claro que tienes que aceptarlo—, soltó Adela, expectante — aquí no importa de dónde, sino a quién.
—Es tuyo, ¡somos ricos! —refutó Harry, a su vez, conmocionado.
Adela le dedicó una mirada fulminante, causando que detuviera la sonrisa que había plasmando en su rostro.
Apesar de que me encontraba ya sería ante el problema, no me pude contener a soltar una risa. Pero tan pronto como llegó, se fue.
—Esto es serio chicos, más serio de lo que se imaginan— confesé, tratando de hacerles entrar en razón —yo no tengo quién me envíe este dinero, y los pocos de mi familia no tendrían esta cantidad, y aunque la tuvieran, no me la darían, ¿no creen que esto sería un problema para mí?
Adela suspiró.
—Claro que no Eden, ese dinero te pertenece, no habría ningún problema, fíjate, hasta lleva tu nombre tal cuál es— ahora es ella la que trata de hacerme entrar en razón—. Así que, tienes que darle la utilidad que desees: malgastárlo, dárselo a los pobres, invertirlo en cosas útiles para ti, ya sea en viajes, ropas, lo que sea, pero es tuyo ahora, y tienes que acogerlo.
Adela había dado justo en el blanco para que, rápidamente, me olvidara de todas las malas posiblidades de no quedarme con el dinero y pasar a decidir que era mío y que ahora era una persona adinerada.
Recordé que al final de todo esto, debía largárme de este país, viajar a Miami y buscar a mi tía, y no tenía idea de con qué dinero iba a pagar tan siquiera un vuelo hasta allá. Ahora, tengo en mis manos un cheque con una gran cantidad de dinero para sustentarme y vivir un periodo de tiempo con mi tía sin que ningunas trabajemos.
—Ni siquiera tienes provisiones en tu despensa, y tu nevera apenas tiene agua—, agregó Harry, señalando otro excelente e importante punto que había omitido por completo.
—Tienen razón—, rebatí con una emoción creciente en mi ser— ¿en qué estaba pensando?
—Eres una tarada, Eden. —Canturreó Adela, incorporándose del sofá.
—Hay que hacer una fiesta por ello—propuso Harry.
—¡Esta noche! —vociferé.
Había entendido gracias a ellos que, más que nunca, necesitaba ese dinero, no importando de dónde provino.
—Les avisaré a todos los de la Cofradía, para que vengan— aseguró Adela.
—Habrá bebidas gratis— repuse, emocionada.
—De acuerdo, entonces nos vemos al caer la tarde, ¡debo buscar mi outfit! —bufó, dirigiéndose hacia la puerta.
Harry y yo nos quedamos solos en la estancia, sonrientes.
—Ya que estamos solo—dije —quiero agradecerte por lo que me dijiste el día del evento pavoroso, muchísimas gracias.
—No tienes por qué agradecerme nada, chiquilla.
Le propiné una sonrisa y, me senté justo a su lado.
—¿Tú sabías quiénes estaban en mi lista? —le pregunté, porque la curiosidad calcomía en lo muy profundo de mi.
—No, pero sabía que no sería fácil para ti, sé que aun no dominas esto del todo, que tu habilidad de matar personas no se ha desarrollado a la perfección—, respondió, amablemente— por eso quise ayudarte.
—Gracias una vez más—, me sentía endeudada con él, así que, de manera expontánea, lo abracé.
Harry parecía que esperaba ese gesto de mi parte, porque no se vió sorprendido ni nada, sino que de inmediato me devolvió el abrazo.
Nos quedamos unos largos segundos allí abrazos, pero automáticamente, ambos nos separamos, cautelosos.
—Debo irme—, expresó— nos veremos al rato.
Asentí, así que se incorporó del sofá acercándose hacia la salida firmemente.
Haber estado abrazada a Harry, me hizo recordar el día en que me besó, aquel beso que sin lugar a dudas, me había gustado, y que habían empezado a evolucionar ciertas sensaciones por él.
Aparté esos pensamientos tan rápidos como pude y, me paré del sofá, fui a darme una ducha y a ponerme algo de ropa, para salir a resolver todo acerca del cheque.
~•~
♪♪ Balloons are deflated
Guess they look lifeless like me
We miss you on your side of the bed, mmm ♪♪La música sonaba en mi aparato auditivo de manera intangible. Iba caminando perdida en las letras de la canción, cuando de pronto, vi a las chicas que solían ser mis amigas mucho antes de que mi tía Penélope desapareciera, con las que solía ir a fiestas inmuerables veces.
Sara y Lumy.
Aquellas viejas amigas con las que solía compartir mis mejores momentos junto a ellas, y que, por desgracia, consiguieron separarnos.
De manera rápida saqué mi teléfono celular del bolsillo izquierdo de mi playera, y, detuve la música. Mi corazón dió un fuerte salto sintiendo una aguda contracción en su interior.
Pensé que al verme, se harían de la vista gorda, pero Lumy ya se encontraba mirando hacia mí específicamente. Noté cómo señalaba en mi dirección mostrándole claramente a Sara mi encuentro, así que rápidamente, venían hacia mí, con sonrisas y entusiasmo tachado en sus rostros.
Me esforcé en contener la cordura, había pasado tanto tiempo que no las veía que, me era diferente y nuevo volverlas a ver.
Una vez que cruzaron la calle que nos separaba, ambas se avalanzaron sobre mi, reflejando un amor genuino, un «te extrañé tanto» y, «cuanto me alegra verte».
Allí, abrazada junto a ellas, por un momento me sentí la Eden de antes, la que no tenía que lidiar con una vida sumamente difícil y la que, brutalmente me había arrancado la tenacidad.
—Dime que estás bien —fue lo que una de ellas dijo, al momento que nos separamos de dicho abrazo.
—Lo estoy. Lo he estado— musité, asintiendo con un moviendo de cabeza a la vez.
—Sabes que nos alejaron abruptamente de ti, ¿verdad? Que nosotras nunca seríamos capaz de...
—Lo sé Sara, lo sé— la interrumpí— y quizá sus padres tenían una lógica razón para ello—, agregué, porque era la realidad, al final, sus padres hicieron bien en alejarlas de mi—. Pero eso no importa ahora, mejor cuéntenme ¿cómo les ha ido? ¿Ya empezaron su carrera de medicina?
—Ed, nosotras queremos que nos cuentes sobre ti, ¿qué ha pasado contigo? ¿Por qué no seguiste estudiando?, ¿por qué todos dices que has sido como pólvora que se disuelve en el viento? Pocas veces te dejas ver, ya no sales ni nada, ¿qué ha ocurrido? —el rostro de Lumy se torna tan preocupado que mi corazón arde de una manera extraña.
No digo nada, me limito a guardar silencio mientras suceden cientos de sensaciones dentro de mí: culpa, pesadumbre, decepción, desconsuelo y tormento.
No sabía qué responderle, qué decir ante ello, me empezaron a temblar las manos de manera disimulada, la cara se me enrojeció y empezaron a aparecer gotitas de sudor en mi frente.
—No sucede nada, Lumy, dejé de estudiar porque no quería estar rodeada de personas siempre, y he decido que quiero estar sola, eso es todo—. Mentí, con un dejo de debilidad en mis palabras, porque mentirles, aumentaba mi culpa.
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SUBORDINATE ©
De Todo¿Qué harías si con tan solo pensarlo podrías matar a cualquier persona? ¿Que harías si tienes que dejar toda tu vida atrás por pertenecer a algo que no quieres? La muerte de los padres de Eden y la desaparición de su tía (que cuenta como una muert...