Durante el receso de la media tarde me dirigí a la biblioteca al lado del salón de clase, en busca de un libro sobre dinosaurios. Últimamente he tratado de recolectar información para un proyecto personal basado en una página web que encaminaba a los apasionados como yo hacia bibliografías válidas y cientificamente correctas acerca de la apariencia prehistórica que presentan. Desgraciadamente, y de ya esperar, los libros que encontré en la biblioteca estaban totalmente desactualizados. En los últimos años las revistas arqueológicas han dado información reveladora que comprobaría la hipótesis que varios de los dinosaurios aparte de cierto grupo poseían plumaje, lo cual sería un contraargumento a la ya generalizada idea de un, por ejemplo, velociraptor sin plumas en sus brazitos.
El timbre resonaba a lo largo del colegio, e inmediatamente tuve que retirarme para poder lavarme las manos tras tocar tales viles textos. Me senté en mi banca y revisé mi horario: tocaba el bloque de matemática. Saqué de mi escritorio mis materiales y procedí a tomar apuntes de lo que decía el profesor Sellert acerca de las diferentes formas de calcular la probabilidad de ciertos eventos. El profesor Sellert decía las cosas muy rápido hasta el punto en que mi letra era ilegible, pero gracias al cielito tengo a mi compañera Arita que me pasaba sus apuntes con letra bonita. Si no fuera por ella literalmente perdería totalmente mi beca: mi carry. Sucedió el cambio de bloque, tocaba Biología con la profesora Molares. Pasaba el rato y empezaba a preocuparme ya que la Miss aún no llegaba al salón; nos habíamos quedado en un tema muy interesante sobre el mecanismo de acción de las plantas en ciertos entornos, y no me perdonaría perder esa clase. Estaba a punto de pararme para pedir ayuda cuando una persona me agarró de los hombros y me sentó con fuerza en mi asiento. "¿A dónde crees que vas, my little meow meow?" Reconocería esa voz en cualquier parte, una voz que me atormenta cada que puede. "¿Acaso no te emociona escucharme?". "Lala, tengo que ir a hacer algo. Suelta mis hombros.", le dije suavemente. Esta vez me agarró los hombros con mucha más fuerza, casi como enganchando sus uñas. "¿Qué puede ser más importante que apoyarme ahora? Dame tu cuaderno de Matemática. Te lo devolveré mañana." Procedí a entregarle mi cuaderno para que me dejara en paz. "Muchas gracias, cutie". "Oye, ¿ya tienes lo que te pedí? No seas gay ahora. No tenemos tiempo.", dijo el amigo de Lala, Ako. Ahora tengo que arreglarmelas para estudiar para el examen de Mate mañana.
"¿En serio te hizo tal cosa?", me preguntó Arita mientras caminábamos a su casa. "Sí. Ya empieza a hartar. En este momento si no fuera por ti no podría repasar para el examen." Llegamos a la casa de Arita, saludé a sus padres y a Oveja, su perro, y nos dirigimos a su cuarto. Había ido para repasar, pero realmente me quedé leyendo los mangas que tenía Arita mientras ella trataba de que no me distrajera. "Tienes unas historias bastante raras. ¿Por qué rayos alguien disfrutaría que su profesora lo golpee con una regla en la palma de su mano? Kinda kinky ngl.", le dije mientras Arita repetía la fórmula de valor esperado de distribución binomial. "No sé, son un cuanto interesantes, ¿no te parece? A veces los backgrounds juegan un rol importante en esas reacciones." Terminado nuestro gran repaso, y yo aún sin acordarme de cómo hacer un cuadro de distribución de probabilidades, me dirije a mi casa para jugar "The Australia". Traté de hacer crecer mi dino al menos hasta que sea uno joven, pero habían T-Rex mains que no dejaban jugar el juego, así que en desesperación me eché en mi cama y dejé que mis pensamientos me consuman. En un punto de mi breakdown diario recordé lo que Lala me hizo, recordé su fuerte agarre, la mirada que tenía. Me aterrorizaba. Desde antes ella se había enfocado en mí para sus ataques, no tengo idea del por qué. Mientras leía el manga ese raro, me interesó una viñeta en la que el protagonista, un masoquista total, le dijo una frase un poco muy directa a la profesora que abusaba de él cuando cometía algo mal. La profesora se echó para atrás de la sorpresa, y para su falta de conciencia en ese momento comenzó a apalear la mano del protagonista con la regla. Quizás y si hago lo mismo Lala se sentirá avergonzada y comenzará a alejarse de mí. No creo que una persona con tendencia homofóbica, ya que Ako es de esos, le agrade tal reacción.