NICOLÁSDejé que Andrés le diera la noticia. Sé que debí ser yo, pero no puedo. No sin convertirme en un río infinito de lágrimas.
Ese maldito de Pérez se la llevó. Ni muerto iba a permitir que fueran felices. ¡Maldito! Parece que ese infeliz solo nació para ser un piedra en su camino. Ojalá se esté rostizando en el infierno.
Aunque me duela, creo que Frida y Ele tenían un gran futuro juntos. Ahora él se quedará solo de nuevo. Con lo que le cuesta acercarse a la gente.
No importa que no sea yo quien se lo diga, tengo que estar ahí para consolarlo.
Pero ahora debo terminar esto.
«Yo, Jose Nicolás Mendívil Castillo, confieso ser el único autor intelectual y material en el asesinato de Davina Márquez Gascón.
Yo y solo yo la secuestré, trasladé al rastro abandonado ubicado en el kilómetro 47 de la carretera a San Luis, la até y la asesiné, haciéndole tres cortadas con un cuchillo para filetear. Una a la altura de los ojos, otra de la boca y la última, en el cuello.
También me declaro culpable de transportar y colocar su cadáver al que le arranqué la parte inferior de la quijada y puse una nota clavada con un cuchillo, en el pecho de la estúpida perra, dejándola en su camerino, adentro de la empresa televisora de mi propiedad.
No se culpe a nadie más, directa o indirectamente. Actué solo y no me arrepiento de nada de lo anteriormente relatado. ¡Lo merecía por puta y por traidora!».
Espero que sea suficiente para que dejen en paz a Ele cuando yo ya no esté. Tal vez debería dejar un vídeo también, eso lo volverá más contundente.
ELEODORONo he dejado de pensar en Frida desde ayer que salí de la sala.
Algo en mi cabeza no me deja en paz y tengo esa sensación horrible que siento cuando algo va a pasar.
—Sánchez, te busca tu abogado —me aviso el custodio y abrió la reja, acompañado de otro. Después me condujeron esposado hasta la sala de abogados para ello.
Su cara no denota nada diferente, tiene la misma expresión adusta de siempre. Pero Nicolás viene con él y me mira de una forma extraña.
—¿Pasa algo? —pregunto con temor a la respuesta. Si Nicolás está aquí y está bien... ¿Quién no lo está?
Andrés exhala bajando la cabeza y sosteniendo su maletín con ambas manos, mismo que deja en la mesa y se acerca.
—Ayer sucedió algo, Ele, sí. Algo muy triste y desafortunado que tiene que ver con la señora Frida Figueroa.
Recordé la persona debajo de la sábana con manchas de sangre que vi al salir cuando me trajeron hacia acá.
—¡Ya, ya díganme!
—Ella murió, Ele —dijo Nicolás— Fue...fue asesinada afuera de los juzgados ayer por la tarde.
Eso solo confirma lo que vi.
Mis rodillas se doblan sin fuerza y caigo al suelo. No sé más y tampoco quiero saber. Ya no quiero saber nada.
NICOLÁS
Él cae de rodillas, cubre sus oídos. Solloza, llora de la manera más triste que jamás vi o escuché antes y me alegra no haber sido yo el causante de ese sufrimiento, qué me quema a mí también solo de verlo.
Gime con tanto dolor...
—¡Todo fue inútil! ¡No sirvió de nada! ¡No sirvo para nada!
—¡Basta! —Me hinco a su lado y lo abrazo antes de que empiece a insultarse y balancearse de nuevo— Escúchame Ele: Tú hiciste por ella más que su propia familia.
—Tú la ayudaste, la amaste y la prueba es que estás aquí por haberlo hecho —agregó Andrés ahora en cuclillas junto a él.
—¡Tú fuiste su héroe, su caballero de brillante armadura! Me lo dijo ¿Sabes? Nadie más hubiera hecho lo que tú hiciste por ella.
En realidad no lo hizo, no me lo dijo, pero si hubiera tenido tiempo, lo habría hecho.
—Nada es culpa tuya. Hiciste lo que estuvo a tu alcance para protegerla —agregó mi tío.
Sin importar lo que Andrés o yo dijeramos, el golpe fue demasiado para él. Hubo necesidad de aplicarle un calmante, pero ahí adentro, solo, no sé de qué sea capaz.
Cuando salimos de ahí, Andrés se detiene repentinamente y me abraza. Él no es un hombre muy efusivo.
—Eres un excelente amigo, Nicolás. Y a veces eso es más importante y duradero que una relación romántica.
—Gracias. Lo sé.
Continuamos caminando y agrega:
—Dentro de toda esta tragedia, hay buenas noticias. Ele puede quedar libre en cualquier momento.
—¡¿De verdad?! —Me detengo emocionado por la noticia.
—Cómo si no lo supieras... —Me mira suspicaz.
—Uno puede mover las fichas y predecir un resultado, tío, pero nunca tenemos la certeza de que las cosas saldrán como las planeamos.
—Siempre has sido un experto moviendo los hilos adecuados. Esta vez tampoco será la excepción, estoy seguro. Pero dime algo...
—¿Qué quieres saber?
—¿Quién fue? Él se culpa a sí mismo por lo de la actriz, pero yo lo sigo dudando.
—Yo lo amo, tío. Jamás lo habría permitido. Después de todo, no habría sido la primera vez. Por él soy capaz de lo que sea. Cualquier cosa.
—Eso pensé.
—¿Vas a denunciarme?
—¿Lo hice antes?
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ELE (Versión Extendida)
Roman d'amour(Ele, versión extendida). Un escritor inicia una relación clandestina con la esposa de su peor enemigo, mientras al mismo tiempo, descubre que siente algo más que una entrañable amistad por su amigo Nicolás. Lee este drama con toques finos de humor...