i smile

sonreír

San Valentín, el día del amor y la amistad. El día en el que más corazones rotos se encuentran, el día en el que las florerías y dulcerías se forran de dinero por la gran cantidad de tontos que se declaran.

Ahora mismo Park JiMin es uno de esos tontos, un pobre iluso, pero se tenía fé, o eso creía.

Diez en punto y el chico de cabellos de oro estaba casi listo, no quería salir muy temprano pero tampoco tan tarde para ver a su amigo, sabía que este no despertaría temprano ese día, o cualquier otro a decir verdad.
Bañado, arreglado y perfumado, tomó la caja de chocolates en forma de corazón que mantenía guardado sus sentimientos, con nerviosismo salió de su casa en dirección a la de su amigo.

El pequeño chico hubiera deseado que el taxi tardara más, o que el camino fuera más largo pero no había vuelta atrás, ya había llegado a su destino y su nerviosismo no había disminuido en lo absoluto. Parado frente a la puerta sentía sudar frío y, tragando fuertemente, dió dos toques a esta esperando que su amigo abriera.

Pero no pasó.

Once de la mañana. Doce del día. Casi la una de la tarde. Fueron las horas que pasaron mientras esperaba sentado en la banqueta frente a la casa de su amigo. Lo había llamado pero no contestó, le mandó un mensaje pero ni siquiera lo leyó, y cuando su paciencia estaba al borde de acabarse… lo vió.

De la mano de una chica, claro.

Caminaban hacia él, o bueno hacia la casa, se sonreían entre sí mientras JiMin solo podía quedarse estático en su lugar. Que mala suerte para JiMin. La chica tenía en sus manos unas flores y su amigo venía cargando su bolso. No puede ser, pensó el de cabellos dorados ahora arrepentido de haber esperado como un tonto.

Se levantó de la banqueta para quedarse parado frente a la parejita.

—¿Min? No sabía que estabas aquí— fue lo primero que dijo su amigo.

JiMin sonrió avergonzado. Tal vez sí debí avisar antes de pensar llegar de sorpresa.

—H-Hola Koo— rió incómodo. Quería que la tierra lo tragara. — Pensé que estarías en casa todo el día así que vine sin avisar, lo siento.

—¿Llevas esperando mucho?

Sí.

— No, para nada, acababa de llegar cuando te vi desde lejos caminando hacia acá

Su amigo asintió y luego miró hacia la chica que tenía agarrada de la cintura. Le sonrió tan hermosamente que el de cabellos dorados sentía como si lo quemaran por dentro.

— Oh, déjenme presentarlos. YeonSu, él es JiMin, el amigo del que te conté— dijo apuntando hacia el rubio.— Y JiMin, ella es YeonSu, mi novia.

¿Escucharon eso? Fue el valor de JiMin huyendo y si ponen atención, escucharán el leve sonido de su corazón rompiéndose.

— Mucho gusto JiMin, JungKookie me había hablado mucho de ti— la chica extendió su mano hacia el rubio pero este temía tomarla.

Siento que si llego a tocarla me quemaré. Si tomo su mano sentirá cómo tiemblo. Pensó JiMin.

—¿A-Ah si? Espero que hayan sido solo cosas buenas— intentó reír pero se sentía incómodo. — El gusto de conocerte es mío YeonSu, no sabía que Jeon tenía una novia.

El mencionado y la chica rieron avergonzados. Apenas tenían… ¿Cuánto? Ah sí, tres horas de novios.

— Oh, Min ¿qué traes en las manos?— preguntó de repente su amigo.