Día 12: Hallucinations/Alucinaciones

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Doceavo día del reto #Angstruary

Tema: Hallucinations

Neiru x Ai

Aclaratoria: Éste Shot es una secuela directa del tercer tema de éste reto. Si lo leyeron, entenderán entonces a qué me refiero.

✷✷✷

—Ai... —llamaron un gran número de voces al unísono—. Ai... —volvieron a repetir las voces en perfecta y antinatural sincronización.

El tumulto de voces se escuchaban como si estuviesen muy bien coordinadas e incluso mezcladas entre ellas, formando una sola voz.

Una potente, homogénea y algo estruendosa mezcla de palabras a viva voz que, por más extraño que y contradictorio que se escuchara, no eran para nada ruidosas, tampoco desgradables y mucho menos molestas. Más bien, éstas daban la impresión de ser un coro, eran suaves también y curiosamente armoniosas al mismo tiempo.

Sí, nada de aquello parecía tener sentido. Sin embargo, estaba ocurriendo y a unos metros de ella, justo en frente de Ohto Ai.

Aquella extraña manifestación provenía de una enorme esfera de energía que se condensaba más adelante. Era enorme, brillante y extrañamente atrayente.

Ohto caminó por el brillante y limpio camino que llevaba a la voz de proporciones astronómicas.

La peliazul avanzaba con lentitud y sosiego, como si nada la preocupara o la atara con algún tipo de emoción dispareja que afectara su ánimo y semblante, además de la extraña y agradable tranquilidad que la embargaba.

Era como si estuviese libre de todo.

Al acercarse un poco más, Ai pudo escuchar, con mayor claridad y detalle, todas y cada una de aquellas hermosas voces que, más y más, la atraían irremediablemente como una pequeña mosca a la deliciosa, dulce y pegajosa miel.

Al percibirla con mayor atención, Ohto se dió cuenta de que éstas, todas y cada una de ellas, eran femeninas. Avanzando un poco más y estando ya cerca de aquella luz que tanto le atraía, Ai pudo reconocer, entre toda aquella amalgama de agudas, cantarinas y delicadas voces, algunas que le resultaban demasiado familiares.

¿Acaso ésas voces eran de...?

—¡Ai! —llamaron nuevamente—. Ven, Ai...

Al entrecerrar los ojos y mirar detenidamente, Ai pudo verlas y no pudo evitar que algunas lágrimas se le amontonaran poco a poco.

Más adelante, se encontraban todas y casa una de las chicas que, de una forma u otra, habían entrado a su vida y que Neiru, quien fuera su novia, había quitado del camino para siempre.

En ése momento, como si una especie de revelación le golpeara en el rostro, como si cayera en cuenta de una verdad absoluta que no quería ver desde el principio, Ai pensó que su tiempo en la tierra ya había acabado. Era muy simple.

Estaba muerta.

Ése era el momento de irse. Acaso, ¿ése lugar a donde iba era el cielo? ¿Así se sentía estar muerto? ¿Todas las personas pasarían por ése momento?

No lo sabía y, probablemente, si llegaba a saberlo, tampoco podría compartir ésta información con nadie. Nunca más.

Sonrió con dicha y comenzó a dar saltitos hacia el grupo de chicas que la esperaban en aquel lugar lleno de luz. Sonreía ampliamente y sus pasos eran algo torpes, pero firmes.

—Sí... —respondió ella como si estuviese embobada. Se hallaba totalmente fuera de sí—. Ya voy... sólo...esperen un poco más. Jejeje, pronto estaré allí...

✷✷✷

—Como puede ver, Aonuma-sama... —prosiguió Misaki de la misma forma en la que un profesor explicaba su cátedra—. No hay mucho que podamos hacer por ella en éste momento...

—Lo siento... —repitió Neiru sin prestar atención a la duda y confusión que se instalaba en el rostro de su asistente—. Lo siento mucho, Ai...

Al entender lo que ocurría, Tanabe guardó silencio y , haciendo una respetuosa reverencia, la asistente abandonó la habitación.

—Perdóname... —con delicadeza, la morena llevó una mano a la frente de la que fuera su novia y, ahora, por culpa de esos medicamentos que ella misma le había suministrado sin su consentimiento para atacar su memoria y manipular sus recuerdos, la joven se hallaba en ése doloroso y complicado suplicio—. Perdóname, Ai... —repitió con la voz más grave que de costumbre. Se escuchaba hueca y fría.

Ai, por su lado, se hallaba completamente inmóvil y su psique se hallaba atestada de constantes y extrañas alucinaciones, como la de las voces al principio.

Sus ojos bicolor, anteriormente alegres y cargados de brillo, ahora estaban fríos y apagados, irremediablemente fijos en la nada y carentes de toda emoción y vida.

Era como si la peliazul se hallase en una especie de trance, uno muy denso y dolorosamente eterno.

De improviso, Ai movió una mano y la alzó en dirección al techo. Luego, aún con su descolorida mirada fija en algún punto de la nada, Ohto abrió la boca y habló con voz increíblemente apagada:

—Es...esperen...no...me...dejen... —calló un momento y luego prosiguió—. Pronto... estaré... con... ustedes... —finalizó para, luego, dejar caer su mano pesadamente en la cama y volver a quedar en silencio.

En ése momento, gruesas y tibias gotas empezaron a emerger de las esmeraldas de la morena, deslizándose por el rostro moreno de la empresaria que, en silencio y algo atónita, había presenciado como la deplorable salud y lucidez de la que fuera su novia, caían en lo más bajo.

Qué curioso, pero, en ningún momento Neiru demostró sentimiento o expresión alguna. Sólo aquellas lágrimas que, una tras otra, brotaban sin cesar, dejando finos y húmedos caminos en sus tersas mejillas, eran lo que demostraban aquel dolor y arrepentimiento tan profundos que sentía en su corazón.

Después de ésto, Ai no volvió a reponder o decir nada más. Era como si la peliazul hubiese quedado muerta en vida...



Fin

Gotitas de Dolor: WEP Angstruary 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora