Capitulo III

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Me levanto de la cama con esa sensación extraña en los labios. Me estiro y camino a paso adormecido hacía el baño.

Me cepillo los dientes, me visto de manera cómoda ya que es sábado y me veo un momento al espejo.

Llevo puesto un mono deportivo negro, una franelilla gris que queda un poco marcada en las zonas correctas y un collar de perlas, con el cabello rebelde llendo a todos lados, mi mirada baja hacia mi piel morena clara y brazos marcados, con una complexión delgada pero en forma debido a que voy al gimnasio dos o tres veces a la semana dependiendo de mi tiempo libre.

Me gusta lo que veo, y se que mi atractivo natural es deseado por muchas personas.

Ya habiendo hechado una breve mirada a mi vestimenta actual decido salir descalzo a la cocina y visualizo a Kiara sentada viendo la televisión con una taza de café en una mano y con el control remoto en la otra. Se nota que llegó hace poco de sus clases de spinning matutina porque ella lleva puesto una licra deportiva de color morado que se le ve increíble en sus largas piernas y un sostén deportivo del mismo color.

Sigo de largo mientras yo agarro mi super taza de café y me siento a su lado luego de darle un corto beso mientras vemos un canal de cocina cualquiera.

Pasamos de canal en canal riéndonos y criticando ya sea platillos o estilo de moda hasta que mi estómago suena alertando que no he desayunado paso a la cocina buscando que cocinar; luego con un plato con dos sandwiches y otra taza de café me vuelvo a sentar a su lado y seguimos viendo progama tras programa.

Continuamos el día de manera normal y sin mayor cosa que hacer, a ella la llaman un par de veces por cosas del trabajo y yo me quedo un rato en la laptop viendo y analizando informes sobre algunos estudiantes tanto nuevos como algunos otros a los que no les queda tanto por terminar la preparatoria.

Luego de terminar y cerrar la laptop decido ayudar a Kiara a leer algunas líneas y practicamos un rato mientras bromeamos con los fallos y corregimos al otro para que todo quede lo mejor posible y ella despeje un poco la mente.

Se vuelve cotidiano el sencillamente estar, el sentir a la otra persona y saber que está allí sin decir ni una sola palabra. Mientras estoy absorto en mis pensamientos no puedo dejar de sentir y por consiguiente pensar en esa sensación extraña en los labios, pese a ya haber empezado el día y habiendo hecho algunas cosas, sencillamente no puedo no pensar en eso, no tener la sensación de ya haber vivido esto.

Pero, ¿Porque?

Y más importante, ¿Cuando?

El problema con las sensaciones raras es que te hacen querer llegar al final de ellas, y luego, sentirlas nuevamente, te hacen querer saber el porqué de esto o de aquello, y así es como te obligas a ti mismo a imaginar, a sacar teorías mientras abrazas a tu novia pero al mismo tiempo tu cabeza va a todo lo que da y en algunos casos, también te hace recordar.

Recordar cosas que pasaron hace años, cosas que si al día de hoy me preguntaban sobre eso diría que solo eran cosas de niños, que solo fué imaginación, o quizá...

Tenía un pequeño desorden en mi memoria, y la triste realidad es que no recordaba mucho, solo que si recordaba algo.

Y ahí, sentado en la comodidad de mi departamento mientras veía una película de terror junto a mi novia que estaba recostada en mis brazos y me abrazaba porque tenía un miedo horrible a las películas de terror pero aún así era masoquista y las veía.

Mientras que veía a Apolo acostado debajo del sillón y la tarde poco a poco se iba convirtiendo en noche, me llegó un recuerdo relámpago, de esos que se van formando en la columna y de golpe llegan a todo el cuerpo, con escalofríos y sensaciones propias de sacar cosas que no recordabas que estaban allí, que no esperabas volver a sentir.

Te SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora