Llegó el día que nunca quise que llegara, el funeral de mi padre. Para muchos, conocido como Javier o mister Javi.
Siempre había pensado que moriría yo antes haciendo alguna de mis locuras, por eso, desde aquel día que intenté conducir el coche de mis abuelos y casi lo estrello con la cocina de los vecinos, nunca me dejaron sin nadie que cuidara de mí. Y lo entiendo, no es muy normal que una niña de 8 años conduzca un coche seA pesar de no querer hacerlo, de querer volver a la cama, dormirme y despertar sabiendo que todo había sido una pesadilla. Algo me decía que no sería tan fácil...
Al salir de la ducha, me puse un vestido negro que tenía en el fondo del armario por si tenía que ir a una de esas aburridas cenas de trabajo de alguna de las empresas que mi madre era jefa y una cazadora del mismo color.
Al bajar las escaleras, me di cuenta que no había nadie más en la cocina, pero ví una nota:
Hola cariño,
He pensado que estarías más tranquila
si te dejaba venir al tanatorio dando un
paseo, así no tendría que despertarte
temprano.
Ayer tu hermana cogió el primer vuelo
que pudo para estar hoy aquí y he ido a
recogerla al aeropuerto.
Te quiero
MamáMe hacía feliz ver a mi hermana porque creo que hacía ya mucho tiempo que no la veía. Pero no quería verla así, en esta situación. Hubiera sido mejor verla en mi cumpleaños, que por cierto, era al día siguiente.
Cuando llegué al tanatorio, noté que todas las miradas de aquel triste lugar, se fijaban en mí. No sé si sería por los moretones y heridas o porque era la hija del difunto.
Estuve toda la tarde escuchando como personas hablaban de lo mucho que lo sentían y que lo echarían de menos hasta que me tocó a mí
Cogí aire y me levanté.- Mi padre, más conocido como Javier, fue la persona que me ayudó cuando estaba en mis peores momentos; la persona que me enseñó a jugar a pádel, lo que antes me unía a él. Porque ahora he aprendido que las personas que quieres si no las cuidas se esfuman y no las vuelves a ver nunca más.- Entonces empecé a notar lágrimas cayendo por mis mejillas y decidí no seguir porque sabía que eso no acabaría bien
Me senté y desconecté automáticamente de todo hasta que alguien me obligó a ponerme en pié, era mi abuela y según ella, la ceremonia había acabado.
Me despedí de todo el mundo y me dirigí hacia la playa que había delante del edificio que acababa de salir.
La playa era un lugar al que iba cuando estaba muy mal emocionalmente.
Me encantaba pasear por la orilla mojando me los tobillos y sentarme en la arena.Creo que pasé demasiado tiempo allí ya que de lejos vi a mi mejor amigo Alec buscando algo o mejor dicho a alguien. Cuando vi que se acercaba me levanté y caminé hacia él.
- Llevo una hora llamándote al móvil, ¿ donde estabas ? - dijo con un tono de preocupación
- Estoy aquí desde que acabó el entierro y tengo el móvil desconectado hace unos cuantos días - Intenté tranquilizarlo pero no lo conseguí
- ¿ Como lo llevas ? No pareces la misma - eso ya lo sabía, ¿como alguien podía hacer una pregunta así ?
- Es...es....esque ya no....ya no volverá. Ya no podré volver a verle o hablarle nunca - dije como si todo este tiempo nadie hubiera sabido la verdad de como estaba, aunque era imaginable.- Ya lo sé. Y es duro al principio pero luego lo superarás. Ya verás. - intentó animarme
- ¿ Y sí nunca los supero ? - pregunté pensando en lo peor
- Ya verás como podrás y yo estaré a tu lado para ayudarte si me necesitas - sus palabras fueron lo que me hizo recapacitar y pensar que mi padre hubiera querido que saliera adelante
- Muchas gracias Alec - por primera vez en días me sentía como la Mar de antes, como la Mar que tenía un padre, como la Mar que hacía cualquier cosa por jugar a pádel a todas horas.
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Nada es para siempre
Novela JuvenilMar era una chica joven, pero llevaba desde el principio de su existencia sin ningún propósito en la vida o eso pensaba ella. Al final del verano, tendría que asistir a una universidad del centro de Madrid. A parte de no saber qué estudiar, ha de in...