Hace unos meses, emprendí un viaje junto a mi tía a una pequeña ciudad marítima del Mediterráneo cuyo nombre no voy a decir. La razón del viaje fue que a mi tía la habían citado allí por asuntos de trabajo, ya que era experta en la fauna y la flora que habitaban en aquel mar y necesitaban su ayuda para identificar el sonido de un extraño animal que habían captado hacía unos días.
Recuerdo que fue un viernes lluvioso el día en que mi tía y yo subimos a aquel avión, que me llevó muy lejos de casa. También recuerdo que llegamos de noche. Una vez allí, mi tía y yo caminamos por las estrechas calles de adoquines hasta llegar al puerto de la ciudad, donde se encontraba el imponente edificio en el que nos esperaban.
Antes de entrar, visualicé todo a mi alrededor; a la derecha, se abría una hilera de casas blancas y pequeñas, y a la izquierda estaba el mar, azul cobalto, agitado y grande, que imponía miedo y respeto. Alcé la vista, y me encontré con la de la luna llena que se me antojó como una bella princesa con una corona dorada y pies de plata, rodeada por sus brillantes doncellas que iluminaban el firmamento. El aire era húmedo y frío, y el silencio era sobrecogedor.
Mi tía me llamó, y yo volví a la realidad. Las dos caminamos hacia el edificio y buscamos un timbre. Sin embargo, no lo encontramos, así que llamamos a la puerta, la cual se abrió silenciosamente. Tras ella encontramos a una chica joven, alta y delgada, con el pelo del color del trigo que le caía sobre los hombros como una cascada de oro. Tenía los ojos del color de la miel, que le daban un toque exótico en la mirada.
-Adelante, os estábamos esperando. –Dijo ella, con voz aterciopelada. Nos condujo por un largo pasillo hasta una sala en la que se extendía una gran mesa ocupada por tres personas más.
-Bienvenidas. –Nos saludó un hombre, y luego se dirigió a mi tía. –Quería hablar contigo acerca de un extraño sonido que captamos el otro día gracias al sonar de uno de nuestros barcos. Lo hemos comparado con las criaturas marinas que habitan en esta zona, pero ninguno se le parece. Compruébelo usted misma. –Y dicho eso, el hombre reprodujo el sonido en un ordenador.
Era agudo, armonioso y agradable. Jamás había oído nada igual, y por la expresión en la cara de mi tía, ella tampoco.
-Es un sonido increíble, y seguro que la criatura es igual. –Dijo mi tía, y luego me miró. -¿Por qué no sales a tomar un poco el aire? Yo tengo que ponerme a trabajar. –Me dijo. Yo asentí y salí del edificio.
El aire fresco me golpeó en la cara, y sentí una sensación de alivio. Me acerqué al acantilado, y me asomé. Allí vi las enormes olas coronadas de espuma que rompían contra las rocas. Entonces lo oí; Era el mismo sonido que había oído en el ordenador, pero éste era mucho más bello, más natural. Me asomé aún más, con cuidado de no caerme, y la vi sentada en una roca, peligrosamente cerca de las enormes olas.
A simple vista parecía una chica normal, bella y con el pelo largo entrelazado con algas, pero se te fijabas más, podías comprobar que aquella chica tenía cola de pez. Una preciosa y brillante, del color del mar. Ella empezó a cantar otra vez, a emitir ese dulce sonido, y luego desapareció entre las olas.
Entonces comprendí que no podía contarles nada de eso a mi tía o a aquellas personas, porque sabía que perseguirían a tal hermosa criatura por el mero hecho de salir en los periódicos. Sabía que en cuanto la tuvieran, investigarían con ella, sin importarles acabar con aquella extraña pero bella especie, solamente porque no sabían luchar contra la codicia que albergaban.
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El secreto del mar
Short StoryParecía un día nublado cualquiera, otro de esos viajes de su tía por motivos de trabajo. Sin embargo, todo dará un giro y aquello que parecía imposible sucederá... Este es un relato muy cortito que escribí para un trabajo de clase. Espero que os gus...