Capítulo 1

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Nueva York, Año 2016

Habían regresado de Alemania después de la fatídica batalla en el Aeropuerto de Leipzig Halle. Natasha se sentía horrible, pues se encontraba dividida entre sus amigos además de preocupada por Rhodey.

Máquina de Guerra había tenido un terrible accidente y ahora mismo se encontraba siendo sometido a una serie de exámenes médicos. Sin mencionar que el pobre de Visión aún se lamentaba todo lo ocurrido.

— ¿Cómo es que pasó? — Preguntaba Tony al androide.

— Temo que me distraje — Respondió Visión agachando la mirada.

Natasha frunció el ceño ante aquellos cuestionamientos. El androide no necesitaba que nadie le recriminara lo sucedió, simplemente fué un accidente. Sin embargo, la pelirroja no quiso interferir, no aún.

— No creí que fuera posible — Dijo el castaño luego de una risa sarcástica.

— No. Ni yo — Contestó volviendo su mirada hacia Rhodey.

Tony caminó hacia el pasillo del ala médica del centro de los vengadores dónde sus miradas, verde y marrón, se cruzaron. Natasha vió sus emociones en sus ojos y como la espía que es sabía perfectamente cómo se sentía.

El castaño se culpaba por el estado de su mejor amigo y a su vez se sentía molesto consigo mismo por no haber hecho más por Rhodey. No obstante, tambien se encontraba molesto con ella por lo sucedido en el aeropuerto.

— ¿Cómo está? — Fué todo lo que dijo cuando se acercó a Tony.

— Se destrozó las vértebras de la L4 a la S1 — Respondió una vez que estuvieron solos en uno de los balcones del complejo — Laseracion extrema en la espina dorsal. Probablemente sufrirá alguna especie de parálisis — Suspiró.

— Steve no se detendrá. Si tú tampoco lo haces Rhodey se volverá insignificante — Concluyó.

— No los detuviste, Nat — Reclamó.

— Hicimos mal esto, Tony — Señaló.

— ¿Quiénes? — Soltó una risa desganada antes de mirarla fijamente — ¿Es difícil dejar de ser una doble agente, cierto? Se queda en el ADN — Reprochó.

— ¿En serio no te podrías olvidar de tu ego por un instante al menos? — Cuestionó sintiéndose ofendida, Tony guardó silencio y desvío la mirada.

— T'Challa le dijo a Ross lo que hiciste así que vendrán por tí — Advirtió cambiando de tema.

— No soy yo quién tiene que cuidarse la espalda — Fué lo último que dijo antes de retirarse del lugar.

Apartir de ese momento, la espía comenzó a trabajar en solitario. Entró a la base de datos de la policía de Berlín comprobando que Steve tenía razón, James Barnes era inocente y fué inculpado del atentado en Viena.

Gracias a sus habilidades también se las arregló para entrar al sistema de cámaras de seguridad de la Balsa siendo testigo de los reproches de sus amigos hacia Tony. Lamentablemente el castaño desconectó el audio y no pudo seguir escuchando.

Sin embargo, los movimientos del castaño no eran los únicos que la espía vigilaba y finalmente fué T'Challa quién la guío hasta su próximo destino, Siberia.

365 días que lo cambiaron todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora