El Cristal del Príncipe [Cristal#1]

Capítulo 9. Nada es igual

—Bien, entonces hoy tienes física con el profesor, química a las cuatro y... —leí lo que decía la libreta según lo que había anotado Damon. Desde esa vez que me pidió ayuda para mejorar su notas, solíamos estudiar juntos (mayormente en su casa), ya que mamá no estaba al tanto de que tenía amigos, y prefería que se mantuviera así.

Me volví hacia Damon, quien tecleaba entusiasmado en su teléfono, por lo que fruncí los labios y le arrebaté el teléfono al darme cuenta de que era la razón por la que mostraba poco interés en la conversación.

—Eh —se quejó.

—No estás escuchándome —fruncí el ceño—. Me pediste que te enseñara, pero no prestas atención. Se acercan los exámenes y tú sólo andas por ahí besuqueándote con Sky.

Damon enarcó una ceja.

—¿Estás bien?

—Eso qué importa —le contesté más molesto de lo que creí que estaba. A decir verdad, esta mañana había empezado bien, pero todo se torció.

Fue como caer escaleras abajo, cada golpe más fuerte que el anterior, empezando porque Ellie tenía miedo de venir a la escuela, pues parece que unos chicos la han estado molestando. ¿Lo peor? Que no podía hacer nada porque ella así lo quería.

Y no había nada que me pusiera de buenas.

—Ah, ya, no te enfades, ven —me jaló de la muñeca, llevándome consigo a quién sabe a dónde.

—¿Ahora adónde me llevas? Tenemos clase —dije.

—Vamos, me debes una hora de tu tiempo. Ya casi no hacemos cosas juntos —me sonrió por encima del hombro y automáticamente bajé la mirada.

Tal vez sí hay algo que me ponga de buen humor.

No supe qué responder. La idea de que Damon se estuviera distanciando no me asustaba, de hecho, pensaba que había disfrutado cada momento con él, y nada ni nadie cambiaría lo que alguna vez tuvimos.

Damon y yo nos sentamos en el campo de juego, en forma de mariposa debajo de las bancas, mientras él comía un sándwich y me contaba sobre el siguiente paso que daría con Sky.

Habían estado paseando mucho, y entre una salida y otra, una cosa llevó a la otra y aquí estamos.

—Entonces Sky quiere que conozca a sus padres... —terminó.

—¿Y no quieres? —cuestioné.

—No es eso, es que no sé cómo hacerlo, ¿sabes? —se encogió de hombros. Me preguntaba hasta cuándo Damon dejaría de necesitarme para estas cosas...

—Mmm. A ver—me acomodé, enderezando mi espalda—. Imagina que yo soy su papá.

—Ah —me miró como preguntándose "¿En serio?", pero luego carraspeó—. Ok... —tomó una gran bocanada de aire antes de empezar—. Señor, mi nombre es Damon, sé que no es un buen nombre, pero mis padres me lo pusieron —se rió hasta que su expresión se tornó más seria—. La cosa es...que Sky y yo hemos estado saliendo por unos meses, y no sé si eso es suficiente para decirle esto, pero...