Al despertarme, Zalair no estaba a mi lado, es mas, parecía como si en realidad, no hubiera pasado lo de anoche nunca. O al menos yo evitaba pensar en ello, no sé como hacía las cosas, pero siempre las volvía de mal en peor. Porque yo quería a Bean, o creía quererle...
Me levanté y me vestí, hacía tiempo que no me ponía guapa, ni vestidos ni tonterías, unos vaqueros ajustados y desgastados, una camisa negra y unos zapatos que no iban muy allá.
Crucé todo el salón hasta llegar a la cocina, cogí una bolsa de patatas saladas, porque necesitaba algo que me despertara. Después de comérmelo como un cerdo, ya que tenía muchísima hambre, cogí otro más y de igual modo acabé con él.
Estaba sedienta, así que cogí una coca-cola y me la bebí en cuestión de segundos. Zalair llegó a su casa y me dijo que me sentase en el sofá. Le hice caso y me senté. Ella me miraba muy seria, aunque mi actitud era bastante pasota. Le toqué el cuello, pues eso le gustaba, ella inmediatamente me la quitó. Le pregunté qué pasaba y ella ni me miró. Se dio la vuelta completamente y me soltó que tenía que pasar por una prueba, muy importante. Yo me quedé asombrada y rápidamente le pregunté de qué se trataba. Ella me dijo que tenía que tener claro con quién me iba a quedar toda la eternidad, pues me habían concedido unas alas a mí, por ser valiente y salvar a Bean. Me quedé atónita, realmente sorprendida. Ella parecía cabreada, pues ya había aceptado que me iba a alejar de ella definitivamente. Pero no iba a ser así porque yo la quería, la quería de verdad. Espero que ella a mí también.
Me llevó a un gran salón con flechas, espadas y trampas. La prueba consistía en superar los obstáculos con el menor número de accidentes y en el menor tiempo posible. Y mis icentivos eran Bean, New y Zalair. No sabía y jamás sabré como el consejo de ángeles había sabido aquello entre Zalair y yo.
La prueba comenzó y mi primera prueba era con New incentivandome, qué cómo estaba New allí, fácil, Ceci lo había matado sin contemplaciones. Pero ése no es el caso ahora, tenía que superar la prueba. Me puse en un cuadrado que estaba rodeado de fuego y el ángel de las alas blancas, Mégaro, me hizo una pregunta, la prueba estaba hecha de agua y de fuego, por lo tanto podía convertirme en algo que fuera a favor de uno de los dos elementos. Yo elegí un Phoenix, pues el fuego no le quema y puede sortear el agua. El me miró a los ojos unos segundos y pronto ví en ellos que tenía pico y plumas. Me gustaba ser un ave, me hacía sentir libre. En una enorme pantalla se veía mi cara, ya no era yo, sino un espíritu libre. Empezó la cuenta atrás, la gente me miraba, había hologramas de toda mi familia, incluida mi abuela. Solté una lágrima y eché a volar cuando el contador marcó cero, nunca había volado, pero lo hacía bastante bien, aunque casi me dan dos chorros de agua giratorios. Me ponían recuerdos familiares para despistarme y perder el tiempo, pero yo pasaba de todos, menos cuando pusieron un verano en casa de mi abuela, ella me regaló una caja de bombones con cada uno de nuestros momentos, fue mágico. Aunque pronto me di cuenta de que se trataba simplemente de una trampa más. Habiendo pasado la prueba del agua, empezó la del fuego, y como había elegido un animal de fuego aquí las trampas eran más difíciles y consecutivas, finalmente llegué al final de la prueba con un marcador de ocho minutos y 41 segundos. El siguiente o mejor dicho la siguiente era Zalair, estaba realmente guapa, nunca la había visto tan bella pero a la vez tan disgustada conmigo... Esta vez vino el ángel de las alas negras y me dijo que eligiese entre dos animales, gato o perro, pues mi prueba consistía en la habilidad. Todo el mundo sabe que el gato es mucho más habilidoso que el perro, pero yo elegí al segundo. Pues para un perro llegar a su amo, es lo más esencial de su vida, ningún obstáculo lo detiene. La prueba estaba llena de alturas, rampas, aros, gente persiguiéndome,etc. De nuevo el marcador empezó la cuenta atrás. Siendo un perro podía oler a Zalair desde 100 km, eso era un buen incentivo. El marcador llegó de nuevo a cero y salí a correr como si me fuera la vida en ello, pues había elegido a Zalair desde un principio, pero las pruebas eran muy difíciles para un perro. Finalmente llegué, esta vez no hubo trampas adicionales, bastante eran las que ya venían de serie. El marcador marcaba 5 minutos y 21 segundos. Bien, pensé ahora solo faltaba tardar algo más en Bean, para quedarme con Zalair. En la siguiente prueba vino el ángel con las alas azules, y me dijo que eligiera la manera de pensar el corazón o el cerebro, elgi el corazón ya que este pertenecía a Zalair y así perdería. El ángel me preguntó si estaba segura, yo afirme con la cabeza solemnemente. El contador empezó su cuenta atrás 5, 4, 3... Miré a Bean y no me había fijado que César estaba con él, pero Bean estaba acercándolo a una olla de dónde salia fuego, no había contado con eso, eso era trampa, grité al mismo tiempo que deseaba que el marcador llegase a cero para salvar a mi hijo, aunque el marcador nunca llegaba... Bean me había traicionado.
ESTÁS LEYENDO
Sí o No
RomanceUna joven llamada Martina D'Amico ha viajado a Roma en busca de trabajo, pero sin esperárselo se ve envuelta en un pentágono amoroso compuesto por cinco personas, del que le será muy díficil decidir con quién enamorarse de verdad. Cuando al fin deci...