Ya estaba tarde, el señor Groff me esperaba hacía ya más de una hora y el inútil de Manuel aún no llegaba. No era ni la primera ni la última vez que me hacía quedar mal en un evento tan importante pero, ¡¿Por qué justo cuando podía obtener por fin mi casa?!
- Ya vine, ya vine.- Dice agitado de correr luego de abrir la puerta con fuerza.- No vayas a empezar un escándalo.
- ¡¿Escándalo?! Manuel, va 1 hora y 23 minutos de retraso, ese señor ya se debe de estar pensando dos veces en darme la casa.
- Deja el show, ya le pagaste, además esa casa queda en medio de un bosque, es obvio que íbamos a llegar tarde.
- Ajá, precisamente por eso mismo estoy lista hace tres horas.
Luego de un par de miradas despectivas y besos con enojo subimos a su auto, me molestaba que me besara en medio de una discusión pero lo quería mucho como para no aceptar cariño de su parte.
Luego de, no sé cómo, 40 minutos de carretera llegamos. Sinceramenre sentía que mi corazón se salía en cada curva.
- Ah, señorita Daniela.- Dijo el señor Groff con los brazos tensos y un suspiro de alivio.- Pensé que algo grave le había pasado, ni siquiera le entraban mis llamadas.
En realidad apagué el celular a la primera llamada que ví de su parte para no tener que dar explicaciones.
- Sí, es un lío con este celular, usted sabe. Pero lo importante es que ya estamos aquí, sanos, salvos, y con un pequeño regalo por su amable espera, señor Groff.- Siempre compró pequeños obsequios cuando llego tarde.
- Oh querida, no se tenía que molestar.- Me dijo con las más dulces de las sonrisas.
El señor Groff tenía casi la mitad de la edad que tenía la gran casa, tenía el ya 86 años, y sus nietos vivían lejos, así que dedicaba todo su tiempo a su enorme huerto y sus fieles mascotas; la casa, por otro lado, tenía 160 años, era la más nueva entre toda la villa pero aún así conservaba el mismo aire de estar congelada en el tiempo y que este no se le hubiese ni insinuado.
- Buenas, señor Groff, disculpe la demora, problemas de carretera, usted sabe.- Dijo mientras ambos cambiamos miradas yo preocupada y él relajado, no soy buena con las mentiras.
- Oh, sí hijo, no te preocupes.- Por lo general siempre es Manuel quién llega tarde, así que no me preocupaba que pensara que la culpa era mía.
- Bueno, ¿Entramos? Estoy muy emocionada.
- Oh sí, vamos.- Dijo el señor Groff guardando el obsequio y sacando de su bolsillo unas llaves doradas con un elegante y sutil moño rojo adornándolas.- Son todas suyas, señorita.
- Gra-gracias.- Estaba temblando, casi llorando, muy nerviosa, era mi primera casa propia y era perfecta para mí y mi trabajo, era un sueño hecho realidad. Era mi castillo y yo era su princesa.
Tomé las llaves y con evidente torpeza abrí la puerta. La casa era toda de madera, por fuera era color verde menta con blanco, y por dentro era de tonalidades del siglo pasado: blanco, marrón tenue, pequeños detalles grises, y un poco de verde bosque.
Estaba anonadada a pesar de ya haber dormido en su piso y haberla visto por aproximadamente 76 horas seguidas imaginando mil decoraciones para ella. Era mía.
- ¿Feliz?.- Dijeron Manuel y el señor Groff al tiempo.
- ¡SÍ!.- Dije en voz alta y saltando por los relusientes pisos color marrón de la casa.
- Bueno hija, te dejo entonces, iré a alimentar a mis vaquitas, ya luego si quieres o necesitas algo puedes ir a mi rancho y con gusto te atiendo.
- Bueno, vecino.- Dije riéndome un poco nerviosa, a lo que el señor Groff solo respondió sonriendo y se fue.
- Bueno, me alegro verte tan feliz.- Interrumpí a Manuel con un beso y lo abracé, era lo más maravilloso que me había pasado y solo quería llorar de la felicidad.
- Siento que no lo merezco, siento que no me quiero ir.- Dije mientras abría los ojos mirando la entrada al bosque quedaba justo frente a mi casa.- Y también siento que no confío en la ubicación.
- No me jodas.- Me dijo separándome y volteando a ver.- Es justo lo que siempre me decías que querías y que necesitabas.
- Sí, sí, ya sé lo que dije, pero es que yo hablaba de la casa, sus jardines, sus vecinos y alrededores, no del bosque ese.- Dije señalando bastante desconfiada.
- Bueno, mira, no pensemos en el bosque que te conozco y eres capaz de pedir un reembolso e irte.- Dijo él cerrando la puerta.- Ven, vamos a iniciar a organizar los últimos detalles que quedan y nos recostamos un rato a comer para celebrar.- En realidad solo tenía hambre.
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De mis sueños.
Mystery / ThrillerMis sueños por lo regular no son tan largos y trabajados, menos suelo recordarlos mucho. Así que relataré mi sueño a manera de historia propia para no tener que olvidarlo, porque por más tétrico, me gustó. Pronto cambiaré la descripción y el título.