Los prisioneros de Azkaban

Capítulo 5: De besos y propuestas

Capítulo 5

De Besos y Propuestas

Prisión de Azkaban

Albus Dumbledore acababa de ver la magia más asombrosa que jamás había visto en sus 157 años de existencia.

Había visto al Señor Oscuro más temido en la Historia del Mundo Mágico perecer ante sus ojos debido a un Abracadabra. Nunca antes había oído hablar del hechizo, pero con la forma en que había avanzado la noche, esa era la menor de sus preocupaciones.

Había visto a un ejército de Mortífagos siendo aturdidos con un chasquido de los dedos de alguien.

Había visto las maldiciones Cruciatus y Killing disolviéndose en el aire antes de que golpearan al destinatario previsto.

Había visto a Dementores conversando con humanos y respondiendo a nombres estúpidos de una Serie Muggle.

Y por último, había visto a dos de sus antiguos alumnos desaparecer de una prisión de alta seguridad como si fuera una rutina diaria para ellos.

Pensó que lo había visto todo. Sin embargo, resultó que estaba equivocado.

Tan pronto como hubo superado el impacto de la desaparición de Harry y Daphne, vio con los ojos muy abiertos como los cuerpos aturdidos de Severus Snape y Draco Malfoy desaparecían ante sus propios ojos.

Antes de que pudiera recuperarse de lo que había sucedido, comenzó el alboroto.

Los dementores comenzaron a deslizarse dentro de la prisión por todos lados. Al ver este espectáculo, los miembros de la Orden comenzaron a temer por sus propias vidas. Todos los miembros intentaron conjurar Patronus, pero las conmociones que habían sufrido sus sistemas debido a lo que habían presenciado hasta ahora, hicieron que el hechizo fuera bastante ineficaz. Nadie podría lograr producir más que una fina voluta de humo blanco.

Un frío intenso se apoderó de todos ellos. Dumbledore sintió que su propio aliento se detenía en su pecho. El frío era más profundo que su piel. Estaba dentro de su pecho, estaba dentro de su mismo corazón...

Sus ojos rodaron hasta su cabeza. No podía ver. Se estaba ahogando en frío. Había un murmullo en sus oídos como si fuera agua. Estaba siendo arrastrado hacia abajo, el rugido cada vez más fuerte.

Dumbledore se había rendido. Sabía que era el final del camino para él y su preciosa Orden. Potter había tenido la última risa. Los había dejado a todos para que murieran con los Dementores.

Y así como pensaba esto, no había nada. Todo parecía volver a la normalidad. ¿Qué pudo haber pasado para que todo se detuviera?

Cuando Dumbledore se dio la vuelta, la vista frente a él lo hizo congelarse en seco. Todos los Mortífagos de alguna manera se habían enervado y apuntaban sus varitas a los miembros de la Orden.

Sin embargo, lo que sucedió a continuación lo sorprendió aún más. Los Dementores, que habían desaparecido repentinamente, habían aparecido de nuevo detrás de los Mortífagos.

Una voz estalló en los fríos confines de la prisión: "Nuestro maestro desea que veas y sientas tu muerte. Perder tu alma mientras duermes sería un camino demasiado fácil".

Con eso, los Dementores se abalanzaron y comenzaron a atacar a los Mortífagos de izquierda, derecha y centro.

Toda la Orden se quedó inmóvil, mirando paralizada el horror que se desarrollaba ante ellos.

El Dementor, a quien conocían como Gambit, aparentemente había recibido órdenes especiales para tratar con Bellatrix Lestrange, Antonin Dolohov y Lucius Malfoy. Vieron cómo él tuvo especial cuidado en torturarlos sin piedad antes de succionarles el alma.