Capítulo 2

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Nueva York, Año 2016

Sólo bastó un par de días para que Tony dejara la cama y volviera a la acción. Las contusiones en su rostro estaban sanando y apesar de que su brazo quedó más herido de lo que estaba, ya no usaba el cabestrillo.

La pelirroja continuaba preocupada, pensaba que su amigo no había descansado lo suficiente y aunque parecía estar recuperado de sus heridas físicas, sabía que aún no superaba las heridas emocionales o psicólogicas.

El castaño se sentía traicionado por quién creía su amigo y si a eso le sumaba el hecho de descubrir que sus padres fueron asesinados por Hydra, cualquiera se deprimiría y evadiría la realidad con el trabajo en el taller.

La verdad siempre es dolorosa y Natasha sabía que tarde o temprano debía decirle a Tony que ella también sabía la verdad trás la muerte de sus padres. No obstante, su amigo ya había sufrido suficiente o al menos eso pensaba mientras lo veía trabajar.

— No quiero abrir otra herida — Susurró para sí misma.

En momentos como esos Natasha quería regresar a una época de su vida donde todo era mucho más sencillo. Dónde apesar de las mentiras que la rodeaban se permitía sonreír bajo la inocencia de su pequeña hermana y la calidez de una madre.

— Ross te sigue buscando — Tony rompió el silencio del taller.

El castaño se encontraba trabajando en unas prótesis para Rhodey. Apesar que el hematoma en su rostro aún continuaba visible, se empeñaba en poner a los demás antes que su propio bienestar, detalle que preocupaba a la pelirroja.

— Deberías irte — Insistió.

— No quiero — Se negó.

Su amigo suspiró y dejó unas herramientas sobre la mesa de trabajo antes de verla a los ojos. La mirada marrón se clavó en la suya, sus ojos se veían dubitativos y sus labios parecían querer decirle algo, no obstante, fué interrumpido.

— Llamada entrante de Happy — Avisó Viernes.

— Dile que deje el mensaje — Respondió el castaño.

Trás unos segundos de silencio, Viernes dejó escuchar el mensaje de Happy. El chófer y el nuevo aprendiz de Tony habían tomado un vuelo de Berlín hasta Nueva York y ahora este se disponía a llevarlo a casa.

— Te acompaño — Sugirió.

— No es necesario. Puedo ir solo, no necesito una niñera — Bromeó.

— Deja tu ego, no es por tí. Sólo quiero conocer al chico — Se excusó.

El castaño le dió una mirada acusadora expresando en ese gesto que no le creía nada. A la pelirroja poco le importó, simplemente sonrió y se dirigió a su cuarto para cambiarse, pues el chófer pasaría por ellos dentro de un par de hora.

— Hola. Soy Peter Parker. ¿Me recuerdas? Nos conocimos en Alemania — Saludó el chico.

— Como olvidar Alemania — Susurró Tony mientras tomaba asiento al lado de Peter.

La pelirroja sólo se limitó a sonreír al adolescente antes acomodarse en el auto junto al castaño mayor. El viaje transcurría en silencio con Peter grabando todo lo que veía o llamaba su atención.

365 días que lo cambiaron todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora