Sabéis ese momento en el que os dais cuenta de que lo habéis pedido todo, el instante en el que eres consciente de que estás tan rota que no hay remedio. Pues asi me sentia yo aquel día, el día en el que decidí ir a un bar a ahogar mis fracasos amorosos en alcohol. No os lo recomiendo en serio, aunque si no hubiese pisado ese bar nunca lo hubiese conocido, y mi vida sería tranquila,pero terriblemente aburrida.
Entre por la puerta principal de aquel bar que estaba a las afueras del gran Manhattan, con la mirada perdida y el corazón recordando que no era suficiente. Con los sentimientos a flor de piel y con un poco de fuerza de voluntad le pedí al camarero que me diese lo más fuerte que tenía.
No lograba comprender lo que había pasado, hacía ya más de media hora que las palabras que me había dicho corrían por mi mente: lo siento pero no puedo seguir con esto, necesito cambiar y contigo no puedo, no soy suficiente para ti, y espero que algún día puedas perdonarme...
Cada vez me iba mas rápido el corazón y no podía parar de preguntarme: ¿qué había hecho mal?,¿ quizá haya dicho algo que no debería?,¿ porque todo el mundo se aleja? ¿Y si soy yo el problema?
- 2,50 por favor - una voz que no sabía de dónde venía me sacó de mis pensamiento
-sí espere un segundo- Agarre el bolso pero no había ni rastro de la cartera probablemente me lo había dejado el bus ¡como siempre!
Me quedo paralizada cuando veo a un chico alto, esbelto, arreglado, y elegante al lado mío, se me queda mirando cuando le dice al camarero
-tome, ya lo pago yo - dice sin dejar de mirarme mientras le da un billete - quédese con las vueltas-
-Gracias, no tenias porque te prometo que te lo devuelvo - sentía que me ruborizaba por segundos
-¿Qué hace una chica tan guapa bebiéndose una botella entera ella sola?- Su voz era algo ronca y suave a la vez
-¿Porque no podría beberme una botella yo sola si se puede saber? no necesito a ningún hombre para hacer lo que quiera
-¡uy que genio! lo digo por que parece que llevas llorando un año- dice con aires de superioridad acompañados por una risa leve (si hubiese sabido que esa risa seria mi perdición...)
-Disculpa, he tenido un día complicado te devolveré el dinero
-no te preocupes- dice apoyándose en la barra
-¿Te puedo hacer una pregunta?- le pregunto sin pensar
- ya me la has hecho- al ver que me quedo callada, me dice:
-dime
-¿Nunca se han alejado de ti?
-¿a qué te refieres?
-a que te gusta alguien y tu le gustas pero cuando menos te lo esperas se van dejándote echa un mierda nunca te ha pasado
-Si, que chica más intensa
ignoro lo que me ha dicho -¿Y porque todos hacéis lo mismo si sabéis lo que se siente?-
se queda callado, no estoy segura de haber dicho algo malo o bueno.
-bueno después de haberme humillado y haber perdido la dignidad me voy, te devolveré el dinero chico misterioso - me levanto de la silla.
-que amable ¿así es como das las gracias a quien te ayuda?- suelta tan tranquilo
hago el amago de levantarme
-hasta pronto chica desagradecida
-hasta nunca
Seguí aquel sendero que parecía seguro, ya era de noche, estaba todo muy oscuro y eso no ayudaba a calmar mi mente. Llegué a casa cansada física y mentalmente.
Me prepare un chocolate caliente como todas las noche y me puse a leer algo
Ya habían pasado 10 minutos y no podía pasar de la misma línea, decidí irme a la cama esperando que un nuevo día empezase.
Sentí el roce de las sábanas contra mi cuerpo, me sentía como en casa pero ahora todo había cambiado las veces que habíamos compartido cama, desayuno, risas...
ya no estaban y lo peor de todo es que no iban a volver. El chico del bar viene a mi cabeza como si de un pensamiento intrusivo se tratara, cómo podía alguien representar todo lo que odio, pero no podía evitar pensar que estaría haciendo ahora, probablemente estaría con alguna chica pija tonta que se deja llevar por cualquier hombre adinerado y atractivo
De la nada noto una ligera brisa, no recordaba haber dejado la ventana abierta, así que decidí levantarme a mirar de dónde venía.
Cuando me acerco a la ventana del salón veo algo encima de la repisa
En cuanto veo lo que es, lo reconozco al instante, es mi teléfono móvil lo que no entendía es que hacia ahi. Al lado hay un post -it amarillo, lo que dice hace que un escalofrio recorria todo mi cuerpo.
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Pérdida
Romancea lo largo de mi vida me han advertido de mil cosas; el alcohol, las drogas... Pero no me habían advertido de el, de que el amor puede ser aun más peligroso que cualquier droga. Al fin y al cabo el se convirtió en mi perdición