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Capítulo 41 - Amor

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Capítulo 41 - Amor

"¡Arry!" se escuchó un grito y Harry solo tuvo dos segundos para prepararse antes de que un misil con forma de niña se estrellara contra él.

Para su mortificación, descubrió que sus pies se levantaban del suelo cuando la chica lo tomó en un abrazo de oso y comenzó a darle vueltas.

"¡Bájame! ¡Fleur, bájame!" dijo, su voz saliendo en un susurro urgente.

Ella lo escuchó, pero sus brazos aún permanecían fuertemente envueltos alrededor de su espalda. A pesar de la vergüenza que sintió al ser levantado y dado vueltas como una princesa de Disney - '¡Así que no varonil!' pensó - Harry la abrazó con la misma fuerza una vez que ella lo decepcionó. No había mayor alegría que la reciprocidad de los sentimientos.

"¡Te extrañé mucho!" ella dijo.

"Probablemente deberías dejarlo ir pronto", le susurró Harry al oído. "Estamos en el Ministerio de Magia. Y tu padre también nos está mirando como un halcón".

El Sr. Delacour, de hecho, los miraba aparentemente sin siquiera parpadear. Cuando su abrazo se hizo más largo de lo que se consideraba apropiado en público, se aclaró la garganta ruidosamente. A regañadientes, se separaron. Después de todo, estaban en medio del Área de Recepción de Trasladores en el Ministerio Francés de Magia, en París.

"Yo también te extrañé", dijo Harry mientras sostenía sus manos. La sonrisa que apareció en su rostro ante sus palabras fue tan deslumbrante que se olvidó de cómo respirar por un momento. "¿Te he dicho alguna vez lo hermosa que eres cuando sonríes?"

Con un vestido de verano de tirantes de espagueti azul pálido, tenis blancos, un sombrero de paja y con su largo cabello blanco dorado cayendo en ondas casi hasta su cintura, Fleur era la viva imagen de la belleza inocente. Pero esa inocencia se desvaneció un poco en el momento en que la mirada se desvió hacia la abertura de su vestido que revelaba una pierna suave y larga, por no hablar de cómo la fina tela de su vestido hacía poco para ocultar las curvas de su pecho. A los ojos de Harry, ella era perfecta.

Esa frase no era ajena a sus oídos porque ella era una Veela y, para colmo, también hacía grandes esfuerzos para mantenerse en forma. Verse bien era un hecho y recibir cumplidos era algo natural. Sin embargo, al escuchar esos cumplidos provenientes de la persona que amaba, Fleur no pudo borrar la sonrisa de su rostro en ese momento, incluso si quisiera.

"No eres tacaño con los cumplidos hoy, ¿qué pasó?" dijo tímidamente.

Se salvó de responder esa pregunta porque, en el momento siguiente, ella tomó sus labios en un beso, sin importarle que sus padres estuvieran justo detrás de ella, observando cada uno de sus movimientos. Si bien querían mantener la imagen de adolescentes ante los ojos de otras personas, no irían tan lejos como para abstenerse de expresar sus sentimientos solo por eso. Sus dulces labios, sus manos acariciando sus mejillas y la refrescante fragancia primaveral que había llegado a asociar con ella, lo hicieron cerrar los ojos y fundirse en el beso.

Fue como despertar de un sueño cuando finalmente se separaron. Sintiendo que los alrededores estaban extrañamente silenciosos, Harry involuntariamente miró hacia los padres de Fleur. El señor Delacour parecía como si acabara de dar un mordisco a un limón, con el rostro contraído en una mueca.

En comparación, la señora Delacour era todo sonrisas. De repente, un destello de luz cegó a Harry (y a todos los demás en los alrededores). Una columna de humo púrpura salió de la cámara gruesa en sus manos. Apolline Delacour acababa de terminar de tomar la primera foto mágica de su hija besando a su novio.