Yuno no iba mucho a Hage. No porque no quisiera, sino porque el trabajo lo tenía anclado a la base del Amanecer Dorado de forma continua. Ser Caballero Mágico puede ser más difícil de lo que uno cree y todo aumenta mucho más su magnitud cuando se es vicecapitán de una orden.
Aun así, siempre intentaba viajar hasta la aldea en la que se había criado, sobre todo en las fechas especiales. Y no es que San Valentín le resultara demasiado especial en sí, sino que los niños de la iglesia disfrutaban mucho haciéndoles regalos tanto a Asta como a él.
Cuando llegó, su amigo ya estaba allí. Le sorprendió mucho verlo entablando una conversación normal y corriente con la Hermana Lily, sin proposiciones extrañas de por medio. ¿Sería que por fin había madurado y se había dado cuenta de que no tenía nada que hacer con ella?
Se acercó donde estaban, los saludó y siguió un poco la conversación. Realmente, Asta parecía otro. Seguía igual de gritón, de bajito y de insistente, pero su comportamiento, en el fondo, sí era distinto. Cómo se movía, cómo hablaba, cómo se dirigía a ciertas personas, pequeños detalles que nadie más que él podría notar debido a su relación casi fraternal, habían cambiado.
Almorzaron ese día todos juntos. La comida no era demasiado variada, aunque sí tenían más recursos que cuando ellos vivían allí porque les mandaban parte de su sueldo, pero sabía mejor, porque aquel era su hogar. Siempre lo sería. Al terminar, los niños dieron regalos, especialmente a los dos muchachos que abandonaron la iglesia para convertirse en Caballeros Mágicos y en el orgullo de la aldea.
Tras charlar un poco todos juntos, los más pequeños se fueron a jugar o a entrenar, y Asta y Yuno decidieron conversar un rato antes de marcharse a sus bases. Se sentaron en la parte de atrás de la iglesia, en el suelo, con la espalda apoyada en la piedra del edificio, justo como solían hacerlo cuando eran niños.
Asta sonrió mientras miraba el sol, que ese día resplandecía efusivamente. Ese lugar le traía muchos recuerdos, tanto buenos como malos, y sabía que jamás podría desprenderse de la calidez que sentía cuando estaba allí, porque era como su casa.
—Hoy te has comportado como una persona normal. No me lo esperaba de ti —señaló Yuno, mirando también hacia el cielo.
Asta se giró para mirarlo y, con su típico tono de voz estridente, le espetó:
—¿Eso a qué viene? Yo siempre me comporto como una persona normal.
—No cuando está la Hermana Lily alrededor. Ha sido extraño que no le dijeras ni le dieras nada. Mucho más si tenemos en cuenta el día que es hoy.
El chico miró hacia el suelo tras escuchar las palabras de su amigo. Sonrió. Tenía un motivo enorme para haber cambiado. O según como él lo veía, haber progresado. Pero de momento, no le diría nada a Yuno. Cambió de tema.
—¿Te han regalado algo por San Valentín?
—Sí —contestó casual—. Mimosa me ha dado esta mañana unos bombones. Creo que los ha hecho ella. Pero ya sabes que no me gusta demasiado el dulce.
—¡Qué detalle! —dijo Asta con efusividad y después se quedó analizando un poco la situación. Noelle también le había dado un regalo por ese día, pero el motivo era más que concreto. Tal vez, Mimosa también tenía ese tipo de motivos—. Oye... ¿es que le gustas a Mimosa?
—¿Eh? —preguntó Yuno, confundido. Por primera vez en la conversación, miró a Asta. Le sonreía con ilusión, pero no entendía bien por qué—. Pues claro que no, idiota.
—Pero te ha dado un regalo justo hoy. No creo que sea casualidad.
—También se lo ha dado a Klaus.
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La duda
FanfictionTras una conversación con Asta, Yuno empieza a dudar sobre los sentimientos que Mimosa pueda tener hacia él. ¿Será verdad lo que su amigo le sugiere? [One-shot] Imagen de portada: @pinkykkat en Twitter. Disclaimer: Black Clover y sus personajes pert...