Tres meses después de la muerte de Furlan e Isabel...
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Cambio. Una vez, había escuchado que todo en la vida era cambio. El día apagándose hacia lo oscuro de la noche. El verano congelándose en invierno. Las hojas resecándose para caer al suelo teñidas de anaranjado. El río desembocando libre en lo infinito del océano.
Suspiró, cansado, y contempló en silencio las estrellas que brillaban dispersas salpicando el cielo, también cambiantes después de cada atardecer. El dolor se le amontonaba pesado agujereándole el pecho. El mismo dolor que, pese a todos los cambios haciendo girar el universo, no cambiaba nunca.
Tragó saliva, casi aguantándose el llanto quemándole anudado en la garganta. La última vez que se había sentado en el tejado del cuartel, había sido junto con Furlan e Isabel. Entonces, elegir había parecido sencillo; las posibilidades eran aún inciertas frente a sus ojos, casi tan inagotables como las estrellas titilando frente a él. Ahora, sin embargo, sólo le quedaba el vacío concreto de la muerte, y el sabor amargo de haberse equivocado.
Miró hacia arriba, clavando los ojos en la luna menguante; aquella que durante tanto tiempo le había sido negada. Todavía recordaba cómo su corazón había parecido detenerse cuando la vio por primera vez, testigo de la belleza más inconmensurable. Recordaba la chispa de ilusión en la expresión de Isabel. Recordaba la promesa tácita en las palabras de Furlan.
Le hubiese gustado que pudieran ver la luna por primera vez, muchas otras veces. Le hubiese gustado no estar viendo la luna solo, con la agonía hundiéndosele pesada, acumulando polvo en su alma. Le hubiese gustado que la imagen de sus amigos bañados en sangre no lo atormentara por las noches, o a cada rato.
Pero la vida lo había dotado con la maldición de la buena memoria.
-Chicos...-murmuró, hablándole al ulular solitario de la brisa fresca. - Mi mayor arrepentimiento es haberlos dejado ir.
Ahora, contemplando el resplandor en el cielo lo tenía más en claro que nunca: iba a vivir por ellos. Incluso si vivir implicaba morirse del mismo dolor con cada amanecer. Incluso si vivir le costaba vida.
Exhaló, y se dejó abrazar por el manto de estrellas regando el infinito, invisibles en su lejanía persistente. Quizás, ahora, solo en medio de tanta inmensidad, comenzaba a comprender: no quedaba más que un único consuelo.
Iba a vivir por ellos.
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Seis meses después...
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- ¿No crees que es muy poco ético espiar a tus soldados? - lo pinchó Mike, tomándolo por sorpresa.
Erwin chasqueó la lengua, casi aguantándose la risa. Estaba oculto entre las sombras, camuflándose en el azul oscuro de la noche; la penumbra invadiendo la entrada del cuartel haciéndole de resguardo.
-Es viernes. - se cruzó de brazos, como si aquella fuera justificación suficiente. - Sabes bien que ésta es mi única diversión antes de la próxima junta con Zackly.
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Segunda Oportunidad [Levihan Oneshots]
Fanfic"...El mundo era tan cruel, pero tan dolorosamente hermoso. Y ellos aún tenían la suerte de estar vivos para presenciarlo, para darse una segunda oportunidad..." Pequeñas historias de Levi y Hanji situadas en el universo de Shingeki No Kyojin. Los p...