[RATONES Y FLORES]

288 27 12
                                    


Había mucho movimiento ese día en el Encanto, desde muy temprano todos se habían levantado para terminar rápidamente sus tareas y así estar libres el resto del día.
¿El motivo? ¿Qué era aquello tan importante por lo que todos estaban tan apurados?
Hoy era la boda de Julieta Madrigal con el joven Agustín Morales, sin duda una pareja hermosa, ambos siendo muy bellos y bondadosos estaba practicando asegurado que sus hijos serían igual a ellos.
En casita todos corrían, Alma y Pepa estaban encargadas de la cocina, tenían que hacer mucha comida deliciosa y no podían permitir que Julieta cocinara; no el día de su boda.
Félix, Bruno y el señor Morales estaban encargándose de arreglar todo para la boda ya que habían decidido que se celebraría en el patio de casita, por suerte solo les faltaba arreglar las últimas sillas y tejer las flores en el altar, esto último siendo trabajo del señor Morales.

"No puedes asistir a la boda, lo mejor será que te quedes en tu cuarto hasta que la fiesta termine."

Cuando Alma le dijo estas palabras a Bruno a solas luego de desayunar había dejado un fuerte dolor en el pecho del joven ¿No podía ver a su hermano mayor casarse? Pero él deseaba verla con el vestido blanco en el altar.

"Pero mamá, yo enserio quiero ver a Julieta..."
"Dije que no, ya arruinaste la boda de Pepa, no quiero que le arruines la boda a Julieta también, obedece a lo que te digo, ayudarás a arreglar el patio y de ahí a tu cuarto, y no pienso volver a discutir esto."

Luego de esa dolorosa y corta conversación se topó con Félix que al verlo felizmente lo arrastro con él al patio donde esperaba el señor Morales, los tres hombres empezaron a trabajar rápidamente, Félix y el señor Morales conversaban alegremente mientras trataban de incluir a Bruno en la plática; pero este solo respondía con pequeñas frases y volvía a su trabajo, aún cabizbajo.


—Dios, estoy muerto, Bruno; te compadezco flaco, no sabía que tuviste que hacer todo esto prácticamente solo el día de mi boda con Pepa. —Félix suspiro cansado cuando terminaron de armar todo, soplaba su camisa tratando de aliviar el calor.

—No importa, al menos con estas cosas me obligo a estar afuera y recibir un poco de sol. —Respondió Bruno con una pequeña sonrisa mientras se daba aire con sus manos, se había obligado a dejar su ruana a un lado ya que no aguantaba el calor y sudor.


Ahora solo faltaba que el padre de Agustín termine de tejer las flores y todo estaría listo.


—Bueno, me voy a ver si mi flaca necesita mi ayuda... ¡Pepi, mi flaca bella!


Bruno soltó una pequeña risita al ver a Félix casi que correr a casita llamando a su esposa, suspiro algo cansado volteando a ver al señor que estaba a unos metros de él.


—Este... ¿Necesita que le ayude en algo?

—No mijo, tranquilo, ya yo me encargo del resto, tu ve a bañarte y arreglarte, tienes que ponerte guapo para la boda de tu hermana, no puedes llegar todo sudado.


Tras eso Bruno se despidió con una sonrisa yendo a tomar su ruana en sus manos para entrar a casita, la familia de Agustín siempre había sido muy amable y cariñoso con él, realmente el que su hermana conociera a su ahora futuro esposo fue también una bendición para él, había conseguido un nuevo amigo y dos padres sustitutos que lo amaban como su fuera un hijo más de ellos.

No tuvo el valor de decirle al señor Morales que no podría asistir a la boda, el señor era como un padre para él y no quería sentirse avergonzado o humillado frente a él por lo que le dijo su mamá. Perdido en sus pensamientos subió las escaleras en silencio mirando su ruana verde en sus manos no se fijó en la madre de Agustín, chocando fuertemente con ella al llegar al piso de arriba.

VEN A MI BODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora