Sentado, mirando las acciones que el argentino realizaba, cada minuto, cada segundo, eran simplemente insoportables, un martirio.
Tenía que acepar que era inútil pensar que su relación prosperaría, era en vano seguir fantaseando con acciones cursis de ambos que se dedicarían. Ya todo estaba hecho. Esperaría que caiga la última gota.
Observó como es que su pareja tomaba asiento, se alistaría entonces para escuchar lo que tenía que decir, tal vez alguna queja como en todas las ocasiones. Tal vez más que eso.
—Miguel, nos va horrible como pareja. –Habló de frente, sin temor alguno, ahora ya no sentía pena ... era mucho más que eso.
—Ya lo sé ¿Qué quieres que haga? –Respondió sabiendo que es lo que insinuaba el otro.
—Sabes, todo fue bonito desde un principio, vos me querías, yo te quería, nos amábamos mutuamente.
—Lo sé... recuerdo cuando dijiste que ambos compraríamos una casa y nuestra estancia iba a ser ahí, que compartirías el resto de tus días conmigo, que ya no querías a nadie más, que solo yo era al que amabas.
—Espero que no todo haya sido mi culpa, pero, es que todo se arruinó, vos te quisiste ir primero.
—Lo hice, pero, Martín, no era mi intención, yo ya no aguantaba, t- tienes que entenderme, por favor, cariño, no te enojes conmigo de nuevo, te lo suplico. –Se acercó rápido como un rayo de luz, sostuvo su mentón y se le quedó mirando a los ojos. —Por favor, Martín.
—Y es que en realidad no tiene nada que ver, sé que las burlas, todo, sé que no me tuvieste confianza para que me comentes sobre aquello, seguramente también fue mi culpa causarte inseguridades. Sos un boludo, gil de mierda, te llego hasta a odiar por eso, te amo, pero, siendote sincero, yo ya no puedo más.
El peruano con los ojos llorosos, intentó evitar que se vaya, solo quería abrazarlo, y hasta ni eso podía, era invisible para él, como si no lo pudiera ver y pasaba por encima suyo, ignorado sus palabras.
—Martín, por favor, trata de escucharme, yo te sigo amando.
---×---
Miguel seguía al argentino, veía como es que compraba rosas, que lindo detalle seguramente para otra persona que no era él, seguramente en aquellos días, donde se habían separado un tiempo por una pelea, tal vez en ese tiempo, Martín había conocido a otra persona, de todas maneras, era obvio que poco ya lo quería.
Ya no habían noches de película después de cerrar su negocio, ya no habían salidas ni canciones o poemas para dedicar, ni un solo 'te amo' a los ojos.
Todo había acabado quizá mucho antes y por alguna razón no se dio cuenta. Entonces ¿pudo haberse esmerado mejor para mantener bien la relación? O ya no ya, si ya no lo amaba no había caso.----×-----
Llevaría rosas a la persona que más amaba, al que tenía en su corazón, al que siempre respetaría y querría en todo momento, motivo de salir adelante.
Así lo consideraba.Ya llegando metió la mano a su bolsillo, sintió papel, era cierto, su carta, sonrió, suspiró hondo y retuvo lágrimas, no podía ir en ese estado. Ya calmandose mejor tocó la puerta de la casa que tenía al frente.
—Martín. –Pronunció en gesto de saludo.
—Dale, Sebastián, dijiste que me acompañabas.
—Ah, sí, sí, aguantá un toque ¿ta?
—Dale, apurá, Julio y Manuel dijeron que venían.
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𝙐𝙣𝙖 𝙧𝙤𝙨𝙖 𝙢𝙖́𝙨, 𝙥𝙤𝙧 𝙛𝙖𝙫𝙤𝙧... ❁ఌ︎
Fanfiction𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒅𝒊𝒔𝒄𝒖𝒔𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔, 𝒆𝒏 𝒍𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒂𝒃𝒔𝒖𝒓𝒅𝒐 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆́𝒏, 𝒆𝒔 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒏̃𝒐, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒂𝒗𝒊́𝒂 𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒚 𝒑𝒐𝒓 𝒐𝒃𝒗𝒊𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆𝒅𝒖𝒛𝒄𝒊 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒇𝒖𝒊𝒔𝒕𝒆...