Dos Años Después
Un hermoso día de diciembre, el sol a las alturas y el cielo tan azul sin ninguna nube blanca como pintado a mano en un lienzo. Una joven de caballos largos moreno se acercó a un balcón y miró a las demás personas que corrían desesperados ultimando los últimos detalles.
Se alejo un poco del balcón para ir hasta una pequeña mesa, allí aguarda su netbook con una entrada a Internet, su blog's. Hacia bastante que no escribía nada y quería hacerlo en un día tan especial. Se acomodo sus lentes rojos —sus favoritos—, y comenzó a teclear emocionada.
Las palabras fluían de una forma que ella no podía controlarlas y es que después de tres meses pasar por un bloqueo emocional la escritura parecía no ser lo suyo. Había intentado de todo. Caminar para despejarse pero ese día que lo eligió no fue muy adecuado porque una lluvia no programada arruinó sus planes. Incluso escuchó música, de todos los géneros, y de todas maneras nada le ayudó a salir de ese pequeño bloqueo. Hasta este día, baya sorpresa.
Alguien se acercó a ella y por su rostro, se veía abrumado. Tenía la corbata medio hacer, los ojos de cansados y la mirada molesta. Se sorprendió de verla muy entretenida tecleando sin parar en la netbook que se fue acercando sigilosamente sin hacer una pizca de ruido.
—¿En serio, Nina? —inquirió incrédulo después de leer las primeras palabras.
—Idiota, ¡me asustaste! —exclamó la joven llevando su mano derecha a su pecho para aligerar los latidos frenéticos en su corazón.
—Eres imposible —contradijo el joven italiano con un deje de burla—. ¿No deberías estar con la novia en lugar de aquí?
—¿No deberías estar con el novio en lugar de asustarme? —replicó Nina molesta.
—Rey se auto proclamó el aconsejador del novio y empezó a hablar de la confianza, del amor para toda la vida... Me aburrió —arrugó sus cejas al decir lo último—. ¿Qué escribías? —intentó leer y ella cerró de golpe la pantalla—. Aburrida...
—Déjame en paz —murmuró agarrando su netbook.
Se alejó del lugar antes de que la inspiración vuelva a ser nula. Sin embargo, al dar el primer paso se cruzó con otra persona que la miró seriamente. Trago saliva con dificultad, con ella si sería difícil de salir airosa de la situación. Se adelantó para huir a tiempo pero esa joven fue más rápida y se interpuso en sus planes.
—Está quedando linda la decoración —mencionó intentando esconder la netbook que por supuesto ya la había visto.
—Jazmín se lució con los detalles —sonrió mirando a su alrededor pero de pronto se puso seria—. Ahorita, justo hoy te volvió las ganas de escribir a ti.
—Ilia, tengo mis razones —replicó con una sonrisa sin ninguna duda—. Recuerdas que me dio la terrible noticia que quería que dijera unas palabras para su casamiento como regalo...
—Esta bien, no te tardes mucho. Recuerda también que somos damas de honor —dijo sonriendo recordando el rostro furioso de la novia cuando propuso el color negro como vestido para esa ocasión.
-—No podría olvidarlo aunque quisiera —sonrió mirando su vestido negro con pequeños alunares blancos y un cinturón negro que fue su idea, por aportar algo—. Me falta unos últimos detalles.
—Bien, te espero arriba.
(...)
Respiró con tranquilidad. Miró a su amada de lentes con una sonrisa. Entrelazo sus manos con las de ella siguiendo los pasos de quienes están delante. La señora Sharon seguía acompañando a su nuevo yerno hasta un pequeño altar en medio del patio de la mansión donde se organizó todo. Ellos lo siguieron y la gente que los miran se ven muy emocionados.