Pasión 3: Hacía la vieja Inglaterra

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- ¿Cómo vamos a llegar allá Ulquiorra? - dijo el ave

- Había pensado cruzar por Alaska, a través del estrecho de Berlín... - dijo algo apenado el ojiverde

- ¡No! ¡Hace demasiado frío...! - dijeron al unísono el fénix, la quimera y el caballo

- A mí no me molesta... - dijo el felino

- Obviamente. Eres una bola de pelos, nosotros no toleramos el frío como tú... - dijo el equino

- Por cierto Ulquiorra, ¿para qué vas a dejar esa fórmula? Ya no vas a ser espía... vas a volver a tu vida como alquimista... ¿no es así? - dijo el ave

- Sí. Pero la profecía de Merlín no estipula un tiempo... puede ser que ese destino llegué en 5 años... en 5 días... o incluso en 5 meses... así que necesito dinero... mientras eso ocurre... al menos el suficiente para poder desaparecer... de forma permanente... así que debo entregar esas drogas... - dijo el de cabello blanco

- Hmp. Supongo que tienes razón... - dijo la quimera

- Eso nos deja con un gran problema... ¿cómo vamos a cruzar el Atlántico hasta Europa? - preguntó el felino

- Tendremos que viajar por el mar... como en los viejos tiempos... usar un pequeño velero... - dijo el ojiverde

- Aún con tu magia eso tomará tiempo... podrías pedirle ayuda a los unicornios... - dijo el fénix

- ¿Unicornios? - preguntó la dama

- No son como tú los imaginas... son los narvales... los unicornios del mar... también vienen de otra dimensión... son milenarios... solo le sirven a Merlín... y cuando lo despierte ellos me van a ayudar... - dijo el caballero

- No puedo usar a los unicornios... aunque hay alguien más que si puedo pedirle ayuda... a las sirenas... y el kraken... - dijo el de pálida piel

- Muy bien debemos apresurarnos... van a empezar a perseguirnos pronto... - dijo la quimera

- Lo sé... debemos ir al muelle... aunque soy buscado por Interpol... me va a ayudar mi cabello... hay algo más que puedo hacer para desviar la atención... - comentó el hombre

- ¿Qué vas a hacer Ulquiorra? - dijo Orihime

- Es un hechizo simple pero nunca podré recuperar el color esmeralda de mis ojos... - dijo el mago

- Me gustan sus ojos esmeralda... pero si por ellos no va a dejar de ser perseguido... prefiero que sean solo un bello recuerdo... - dijo la chica

Ciffer se volteó sobre el lomo del felino para quedar frente a ella, esto ruborizo a la doncella. Inoue miró fijamente esas preciosas esmeraldas tratando de grabar en sus propios ojos esos iris divinos. Ambos se besaron.

- No puedo imaginar como será verme así frente al espejo... así cómo aún me siento extraño con este cabello blanco pero la Luna es capaz de cambiar y recibir toda clase de heridas por que la estrella nunca dejé de brillar... - comentó el cálido hombre

Recargaron sus frentes en un gesto de silencioso amor. Una vez más se dieron un beso, después con un movimiento rápido el caballero regresó a su lugar de montura, entonces recitó un pequeño hechizo.

Deja que sean mis ojos los que derramen
en el blanco brillo su tristeza,
que pierdan toda su pureza,
que se muestren negros como noche,
que sea el tono del sol el reproche
de mi dolor en mi mirada...

Entonces sus iris verdes parecieron decolorarse, perdiendo su tono, quedando en un ámbar, mientras que su tejido conjuntivo se fue oscureciendo, literalmente era como ponerle tinta negra.

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