꒰capítulo cuatro꒱

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―Hey, Sunoo

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―Hey, Sunoo. Detente, por favor. ¿Estás bien? ―cuestionó Sunghoon con preocupación, mientras el rubio iba corriendo a quién sabe dónde―, espérame.

Park sabía que algo malo había pasado. Estaba tranquilamente sentado en el comedor junto a Jay, conversando de temas triviales mientras comían como ya hace varios días. Todo estaba bien, hasta que escuchó una pequeña fuente de metal caerse, desparramando la comida que yacía ahí y viendo como Junshi tironeaba del brazo al pequeño omega hasta tal punto de perder el equilibrio y caer al suelo.

Todos quedaron absortos mirando la escena, murmuraciones cada vez más fuertes, pero nadie se acercaba a ayudarlo.

Cuando Sunghoon estaba por levantarse, vio como Sunoo limpió bruscamente algunas lágrimas con la manga de su polera. Analizó que aquel delicado rostro reflejaba tristeza pura a la par de que sus ojitos se veían muy rojos, seguramente tratando de ocultar el llanto.

Solo bastó dar un parpadeo y Sunoo pasó rápidamente por su lado, saliendo del comedor a toda prisa.

―Iré a buscarlo ―fue su último aviso, muy seguro de sí.

Jay percibía que algo en los lobos de los chicos ocurría, y es por eso que apoyó la decisión del otro alfa. Adoraba a Sunoo hasta tal punto que quería que este sea amado y respetado de la forma en la que realmente se merecía.

Actualmente se encontraban así...

Sunghoon notó que el omega subió las escaleras de la facultad, al parecer
yendo a la azotea. Suspiró con lentitud y siguió sus pasos.

―No me sigas, p-por favor, quiero estar solo.

«No podemos hacerlo»

―Solo quiero asegurarme si estás bien o si te lastimó. Déjame hacerlo ―habló dulcemente, haciendo que el lobo del omega se regocijara ante la firmeza y suavidad de las palabras de aquel alfa.

Pero Sunoo negó, observando todo a su alrededor ni bien pisó la azotea, se encaminó hacia los barandales y acomodó sus antebrazos ahí, mirando con detenimiento lo que sucedía allí abajo.

El alfa que no tardó más que segundos, se dirigió al lado donde estaba el omega e hizo lo mismo, a excepción que él observaba con lentitud el inmaculado y etéreo perfil de Sunoo.

El rubio cerró levemente sus ojos, disfrutando del fresco viento acariciar sus mejillas y sentir cómo unas lágrimas bajaban por su rostro hasta desaparecer cerca a su mandíbula.

Dolía, realmente sentía como su corazón se oprimía hasta tal punto de sentirse asfixiado.

Sunghoon soltó lentamente el aire que retuvo por unos segundos y su lobo bajó la cabeza con tristeza y decepción. Se sentía mal al saber que su omega sufría y él no pudo detenerlo en el momento preciso.

«Todo va a estar bien, tranquilo» intentó animar a su lobo.

«Él no se merece esto, Sunghoon» respondió el lobo, deprimido, con la cabeza gacha y apunto de dar aullidos lastimeros.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2022 ⏰

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