𝐂𝐡𝐚𝐩𝐢𝐭𝐫𝐞 𝐔𝐧𝐢𝐪𝐮𝐞

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La noche aún era joven cuando Jungkook salió con sus amigos saltando de bar en bar uno tras otro sin perder una milésima de segundo en detenerse a pensar si era lo correcto. Su plan era emborracharse, pero al final termino perdiendo a la mayor parte de su grupo de amigos por enganches o por irse antes de tiempo. Apenas eran las 2 a.m. y el pelinegro solo se sentía medio ebrio, y es que tenía buena resistencia al alcohol, así que decidió pasar el resto de la madrugada buscando un restaurante para poder pasar el rato. ¿Qué restaurante? Él aún no lo sabía.

Salió del estacionamiento, condujo por la acera en busca de un local abierto a altas horas de la madrugada. El bar sin nombre que acababa de dejar estaba situado en un callejón oscuro, apenas perceptible con las pocas farolas fluorescentes que quedaban en las calles. Tenía que entrecerrar los ojos para poder encontrar un sitio en donde poner el pie, pero sus brillantes faros dejaban mucho que desear. El sinuoso camino estaba vacío, casi inquietantemente vacío en una noche de fin de semana. Estaba empezando a pensar que debería haber ido a casa y dormir hasta que los síntomas de la resaca comenzaran a acabar con él, pero las brillantes luces de neón amarillas en la lejanía llamaron su atención.

Una casa de Waffles.

Como una polilla atraída por una llama, dobló la esquina y entro al estacionamiento desierto. Su boca salivaba ante la promesa de Waffles esponjosos acompañados por huevos revueltos. Mientras caminaba hacia la entrada, al verlo más de cerca, notó que el lugar parecía estar deteriorado, y era mucho peor por dentro, pero él no estaba ahí para juzgar.

La campana de la puerta sonó en lo alto y solo pudo inhalar el dulce aroma de canela y arce sintiéndose cómodo con el ambiente. Tomo asiento en una mesa, absorbiendo los olores mientras esperaba a que alguien se dignara en atenderle. La música navideña arrullaba desde la cocina, a pesar de que aún se encontraban a mediados de julio. Miró alrededor del área, notando que era el único cliente.

Unos gritos cortaron sus pensamientos y giro la cabeza hacia donde lo escucho. Intento mirar por encima de la encimera que separaba la cocina del resto del comedor, pero no pudo ver a nadie allí atrás. Algún vidrio se hizo añicos, no sabía en que parte del lugar, pero logro reconocer el sonido. Los gritos se hicieron más fuertes, seguidos de sartenes que se estrellaban contra el suelo. Se sentó en estado de shock, tratando de ver más del estruendo que estaba ocurriendo en la parte de atrás desde su posición.

De repente, los ruidos cesaron y los villancicos fueron los únicos que continuaron acompañando el pulcro silencio. Estaba a punto de salir corriendo preocupado hasta que vio una mata de cabello castaño asomarse por la ventana de la cocina, y unos lindos ojos acaramelados que se movían de un lado a otro observando la habitación. Su mirada se encontró con la suya, y el joven solo inclino la cabeza y dejo escapar un '¡Oh!', sorprendido por la presencia y se escondió detrás de la cubierta.

Estaba empezando a pensar que este lugar no recibía muchos visitantes, y que quizás esa fue el porque de su reacción o tal vez había otra buena razón.

La puerta de la trastienda se abrió, golpeando contra la pared cuando el hombre de lindos ojos de antes salió torpemente. Su cabello ondulado enmarcaba su rostro acanelado, era alto y delgado, pero eso no quitaba que tuviera un buen físico, las bolsas oscuras debajo de sus ojos resultaban gracias a las luces brillantes del antiguo local. Llevaba un delantal negro sobre un desgastado uniforme azul y pantalones negros, y para finalizar un pequeño moño negro levemente torcido. Se veía lindo, de una manera tonta. El hombre se detuvo frente a la mesa ocupada, temblando ligeramente, pero manteniéndose con la misma mirada que le ofreció algunos minutos atrás, se acomodó su chaleco gris y sacó una libreta lista para tomar su pedido.

—¿Está todo bien allí atrás? ㅡ pregunto  esperando no parecer un entrometido.

El hombre continuó mirando a Jungkook con una mirada en blanco mientras él solamente esperaba una respuesta. No pudo aguantar mucho más y termino rompiendo el incómodo e intimidante contacto visual, aprovechando la oportunidad para mirar hacia abajo y leer la etiqueta con el nombre del empleado que lo atendía. El nombre "Taehyung" estaba garabateado sobre el nombre original de su propietario anterior. Había una mancha roja al lado, y salsa de tomate es lo primero que se le cruza por la mente.

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2023 ⏰

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