Cuando Jungwon tenía la edad de 13 años, todo a su alrededor le parecía como algo simplemente insignificante; incluyendo aquella película de romance que fingía ver para ignorar el hecho de que tenía mucha tarea pendiente.
El castaño estaba apunto de apagar el televisor y dignarse, al fin, a hacer los montones de pendientes que tenía. Pero la película, por primera vez desde que encendió la televisión, llamó su atención.
— Yo sé que tú sientes lo mismo que yo— decía el personaje masculino de la película (Jungwon no le había prestado atención ni siquiera al título).
— ¿Cómo lo sabes?— preguntaba a su vez la mujer. Ambas personas estaban en lo que parecía ser una estación de trenes. La mujer planeaba subir a un tren y marcharse, dejando a aquel hombre atrás.
— Porque lo supe desde el primer momento en que te ví. Porque tú y yo estamos destinados a estar juntos. Desde el día en que nacimos— había dicho. La declaración del hombre sonando tan firme y segura que incluso hizo que la mujer se sorprendiera auténticamente.
El resto de la película no le importo mucho a Jungwon, quien por alguna razón se sintió conmovido por las palabras que su mente llegó a considerar “cursis”.
«¿En verdad existirá alguien que está destinado a estar contigo desde que ambos nacieron?», pensó Jungwon, aún no convencido del todo, pero su corazón albergando la esperanza de que fuera verdad.
Era normal el hecho de que Yang pensara así; su madre se había divorciado de su padre al saber que este tenía otra familia, saliendo así con varios hombres que incluso la llegaron a tratar peor, su hermana mayor que al parecer tenía un gusto exagerado por chicos mayores, delicuentes y con apenas la prepa terminada; Jungwon les soltaría un puñetazo en la cara a aquellos idiotas cada vez que trataban mal a su hermana de no ser porqué los tipos eran como diez años mayor que él y porque eran jodidamente altos.
Cualquiera pensaría que después de aquello, a Jungwon se le olvidaría esa tonta idea de que existía algo tan estúpido como lo eran las almas gemelas. Error. Jungwon siguió pensando en ello día a día, deseando internamente que él también algún día pudiera encontrar la suya.
Aún después de varias relaciones sentimentales fallidas, el castaño no se rendía, creyendo que si esas relaciones no habían funcionado era porque ninguna de aquellas personas era la indicada.
Fue durante la noche de su cumpleaños número dieciocho que el vago pensamiento inundó su mente por un instante demasiado breve.
«¿Y si nunca encuentro a mi alma gemela?»
Jungwon había abierto los ojos rápidamente ante las palabras que su mente pronunció. Y aunque solo había sido un pensamiento, no una afirmación o algo parecido, el chico se pregunto si algo a lo que le había dedicado la mayor parte de su vida era falso.
Su vista se nublo, y cuando se dió cuenta de lo que pasaba, por su cara ya rodaban pequeñas gotas saladas. Yang hizo una rabieta. Una como la que nunca había hecho, ni siquiera cuando tenía cinco años y quería un dulce o un juguete. Claramente la hizo en silencio, no quería que su madre o su hermana escucharan su llanto y fueran corriendo a su habitación.
El castaño juró escuchar un sonido desde el exterior, pero decidió ignorarlo; seguramente solo era algún gato que pasaba por allí.
— ¡Pst! ¡Sunghoon!— un agresivo cuchicheo seguido de un golpe a la ventana hizo que Jungwon interrumpiera su desmesurado llanto.
Yang se levantó, enfurecido, dispuesto a gritarle algunas barbaridades a la que persona que interrumpía su rabieta. Abrió la ventana y lo primero que recibió fue un golpe en la mejilla con lo que parecía ser una piedra, una muy pequeña. Se llevó una mano a la zona golpeada y volteó a ver a la persona que se encontraba abajo, a los pies de la ventana.
Era un chico. Un chico alto y de cabello negro (Jungwon no podía describirlo más dado que era de noche y no lograba verlo con claridad).
El chico se había llevado una mano a la boca, sorprendido de que al parecer se había equivocado de ventana, y si a esas vamos, hasta de casa.
— Dios santo— dijo el chico—. ¡Lo siento! ¡No era mi intención!— el pelinegro comenzó a hacer reverencias a la vez que continuaba pidiendo perdón.
A Jungwon se le hizo bastante gracioso, y tierno. Tomó con fuerzas el borde de la ventana y soltó una risa, llamando la atención del chico.
— No te preocupes— habló Jungwon, sonriéndole a la vez que cerraba sus ojitos.
Cuando los abrió, se dió cuenta de que el chico lo veía con demasiada intensidad, haciéndolo sentirse un poco cohibido. A Jungwon le sorprendió como apesar de estar demasiado lejos, ambos lograron hacer contacto visual.
«En ese momento...
— ¡Oye!— exclamó Jungwon, sin importarle si su madre o su hermana lo escucharán—. ¡¿Cómo te llamas?!
El chico se sorprendió pero aún así sonrió. — ¡Jongseong! ¡¿Y tú?!
— ¡Jungwon!— sonrió inmensamente.
... me dí cuenta de que te había encontrado. Y lo supe solo con mirarte a los ojos.»
꒰ 🗯️ ꒱
nos leemos luego <3
— ¡! Alexx
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𝗦𝗢𝗨𝗟𝗠𝗔𝗧𝗘
Fanfiction𝗝𝗔𝗬𝗪𝗢𝗡 | Dónde Jungwon cree en las almas gemelas. © prkyangz (JAYLUVSWON)