DIECIOCHO

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Min suk había tomado la noticia mejor de lo que Jimin se había esperado. Había estado más alterado porque Jungkook no pasara con ellos la próxima semana que por el hecho de perder la casa. Jimin pensó que ese concepto todavía no era real para Min suk. Sin ver la casa, era algo irreal.

Una vez que le dijeron que Jungkook llamaría todos los días y que todos estarían juntos de nuevo el fin de semana, Min suk se había calmado.

Ahora, cuatro días más tarde, Jimin y los niños tenían una rutina en marcha con Yuri y Yang. Era raro, tener a otros adultos alrededor, en la tarde y la noche, pero aparte de extrañar bastante a Kook, Jimin se estaba adaptando tan rápido como, al parecer, los niños lo hacían.

Esa mañana, era la introducción de Eun ji al puré de batata con resultados hilarantes. Era mayor la cantidad de comida que iba fuera que la qué iba dentro, pero Min suk estaba casi al borde de las lágrimas de tanto reírse y Min no podía culparlo.

― ¿Quieres intentarlo? ―Le ofreció la cuchara a Min suk. Tal vez ella sería más feliz si venía de su hermano. Sin duda lo adoraba.

―Lo intento. ―Min suk le dio de comer un bocado, con mucho cuidado y Eun ji babeaba, empujando el puré con la lengua. ―Tienes un talento natural para esto. Debe ser porque tú eres su hermano mayor. ―Dios, amaba a estos niños. Menos mal que estaba enamorado de su padre. Un pensamiento pasó por él, podría haberlos perdido a todos en ese incendio. Se acercó y abrazó a Min suk con fuerza, sin importarle que ambos estuvieran en el comedor cubiertos del anaranjado desastre de puré.

― ¿No es una... desastrosa escena? ― Yuri llegó, sonriéndoles a todos―. Voy a salir al jardín para que tener todo listo para Halloween. ¿Alguien quiere venir?

Min suk se retorcía en sus brazos. ― ¡Yo! ¡Yo! ¡Halloween, dulces!

Jimin se rió entre dientes. ―Si no me necesitas, veré si puedo conseguir que Eun jinnie coma un poco más y luego limpiaré todo.

Yuri y Yang habían sido muy buenos con ellos.

―Vamos a estar bien. ¿Has hablado con Kook hoy? Les dije que los tres que son bienvenidos a quedarse todo el tiempo que necesiten, pero... bueno, tiene que venir a visitarnos.

―No ha llamado todavía. Lo hará cuando se despierte, estoy seguro. ―Miró su reloj. Eran casi las diez, apostaría que Jungkook llamaría pronto. Esperaba que así fuera. Echaba de menos a su amante, mucho y sabía que Min suk y Eun ji también lo hacían.

Necesitaban organizar lo que iban a hacer para que los niños y él pudieran estar con Jungkook, incluso si era sólo una solución temporal.

Jungkook siempre sonaba tan monótono, tan tranquilo por teléfono. Cansado. Distante. Deprimido. Necesitaba a su familia con él. Jimin sabía que era difícil ver lo positivo dada las circunstancias, pero centrarse en lo negativo y estar deprimido no era una manera de vivir.

―Sólo grita cuando llame, Jimin y enviaré a mi nieto.

―Lo haré.

Se despidió de Min suk mientras el niño salía con Yuri y volvió su atención a Eun jinnie y su anaranjado desastre. ―Muy bien, señorita. Vamos a probar con un poco más esto, antes de darte el puré de manzana.

Ella se rió de él, sus manos golpeando la bandeja de la silla.

Él rió en respuesta y luego trató de probar el puré de batata por sí mismo.

―No están nada mal. Necesitaba algún aderezo, pero aun así estaba bien. ―Tomó otra cucharada pequeña y la metió en la boca del bebé.

Ella giró esos enormes y hermosos ojos y luego lo escupió nuevamente.

Papá, Papá y Yo ♡ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora