Cap6- La Cita 2

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Elena García

Él junta su brazo a mi cintura, dejando caer el paragua, las gotas
caen fácilmente a nuestra ropa, haciendo que se ajustara a nuestro cuerpo, fluyendo un beso muy dulce de muchas emociones encontrada, noté que él lo esperaba y yo también.

Seguimos besándonos en medio de aquella llovizna, nos detuvimos y nuestras mirada se cruzaron, él sonreía y yo no podía desviar mi mirada de sus ojos.

– Elena, pensé que nunca íbamos a dar el paso, siempre estuviste en mi mente.

– Que mentiroso.

¿Por qué dije eso?

– ¿Crees que miento?– con su mano me llevó hacia él, juntando nuestro cuerpo.

Desde aquí noto que su corazón late y observo sus venas en su brazos, no quería separarme de él.

– No lo sé, no soy adivina.

Se tensó. Y veo que se acerca y me da un beso pero esta vez fue apasionado y salvaje, trato de jugar con él.

– Oye, eres rencoroso

Me da otro beso y le seguí también. 

– ¿Tú crees?– sonrió.

– Lo que creo es que nos vamos a resfriar.

– Te llevo a tu casa, ¿Te parece?

Sus manos siguen en mi cintura, no se han despegado, su franela sigue ajustada a sus pectorales, gracias a la lluvia se puede detallar, su cabello caído a su frente y en sus ojos me imagino una vida con él, no puedo imaginar lo que él pensará, y más si también estoy ajustada. Todo de él, es un hechizo, te hipnotiza su voz, y en sus ojos te pierdes, tomo control de mi emoción y respondo:

– Creo que si, por favor– sonreí no sé el porqué, pero lo hice y con eso, me tomó de la mano.

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Llegamos a casa, no sentía ni una voz, recorrí todo pero no había nadie.

– ¿La casa está sola?– preguntó con curiosidad.

Su mirada está un poco extraña y la forma en la que sonríe es perversa.

– Si, subamos debes quitarte esa ropa.

Mis nervios están muy altos, y solo le haré una pregunta referente al caso de ayer.

– Tae éste es el baño, te puedes cambiar ahí– señalé–  Mientras, voy a buscar algo seco para que te coloques.

– Esta bien Elena– sonrió.

Fuí a la habitación de mi hermano a buscar ropa, pensaba como se lo podía decir, Tae está aquí y no quiero que piense mal de mí.

Tomé una toalla y me la coloqué en mis hombros, vi una franela negra, un short y lo tomé, luego me quedé viendo una foto de la familia que se encuentra en la pared, no la había visto, extraño a mi hermano y a mí papá, las lágrimas rodean mi rostro, esa foto mostraba la gran felicidad, ahora nos queda sobrevivir sin ellos, es doloroso cuando pierdes a alguien que tanto amas y no aprendes ni a despegarte de ese increíble ser, desvío los pensamientos y me seco rápidamente las lágrimas, camino lentamente y llego al baño.

– Tae aquí esta… ¡¡Ahh!!– grité– Tae, ¿¡Qué haces con la puerta abierta, y... semidesnudo!?– solté rápidamente la ropa en el suelo, y desvíe la mirada.

– Pensé que habías dejado la ropa afuera, gracias. 

– Esta bien, yo me cambiaré también–iba a caminar pero me detuve un momento para decirle–es imprudente de mi parte, pero Tae ayer te ví… y…

La Cabaña 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora