1

63 7 19
                                    

Izuku Midoriya, ese (era)es su nombre. Su primer y tal vez ultima pareja. No su primer amor, pero sí el ultimo.

Izuku, una persona con una amabilidad  y bondad en el fondo de su corazón que dejaba encantado a todos, una belleza tan surreal que parecía un ángel entre mortales, aquella persona que si lo quisiese tendría a todos bajo él.

Izuku, aquel que lo elevo tan alto con su amor, para después dejarlo caer sin misericordia. Aquella persona que lo hizo sentir fuerte cuando no lo era.

Lo amó con locura, aun lo hacia.


:)


Todoroki Shoto era una persona que no gustaba de la compañía de otros, a no ser que estos sean sus hermanos, o sus mejores amigos, Tenya Iida y Uraraka Ochako, las personas más importantes de su vida.

No era una persona sociable, no sabia como hacerlo, tal vez estar aislado la mayor parte de su vida con su padre abusivo y su madre en un hospital psiquiátrico sea la razón, pero estaba bien, así era su vida y siempre lo fue, con el ruido que generaban sus seres queridos era mas que suficiente, pero en lo más profundo de su corazón sabia que esto era mentira. El quería relacionarse fácilmente con la gente, tal como lo hacia su mejor amiga, cómo lo hacia su hermana, pero nunca lo logro.

Cuando veía a alguien que se sentaba a su lado, o simplemente estaba cerca de el, quiere hablar, tal vez un solo "buenos días", pero no podía, era como si su garganta fuera apretada poco a poco, y entre más se acercara o abriera la boca para hacerlo la presión aumentaba, haciendo que sus ojos se empañaran, un temor horrible invadiendo mientras sentía que su garganta no permitía el paso libre de aire y moriría. ¿Y si no quiere hablar conmigo?,¿Qué pasa si lo estoy molestando?,¿Qué se supone que voy a hacer después de comenzar?, las preguntas seguían y seguían aumentando más su angustia, la ansiedad subiendo en forma de bilis por su garganta, haciendo que esta quede rasposa y con un sabor horrible, su respiración temblorosa por las lagrimas que se negaba a dejar caer en publico, así que hizo lo que siempre hace, se fue.

Con la cabeza gacha por la vergüenza, un sentimiento que no sabia describir, sin embargo tan constante se arremolino en el pecho, enojo y desprecio hacia si mismo por no poder ser normal, vergüenza y humillación por casi llorar frente a las personas, veinticinco años y aun no podía hacerlo. Había sido afortunado de tener a sus amigos siempre con él, pero ya no los vería tan seguido y creía que podría hacerlo, se equivoco, otra vez.

Camino hasta el cruce peatonal, mordiendo la uña de su pulgar mientras esperaba el cambio de color para poder pasar. Miro el asfalto bajo sus pies cuando cruzo miradas con una joven en la acera de enfrente, mordiendo más rápidamente su uña, pasando a la siguiente cuando no había nada más que morder. Sus oídos captaron el sonido que hace el semáforo cuando cambia de color así que sin pensarlo paso rápidamente para poder irse de ahí, sin embargo ese era el tono de llamada de alguien, muy parecido al que hace el semáforo.

Un grito y una explosión de dolor en su costado, manos sujetándolo y un hombre rubio maldiciendo, su cabeza se sentía pesada, su cerebro no podía completar la información que recibía, no podía recordar donde estaba o lo que se supone que pasaba, las lagrimas salían sin su control, respiraciones rápidas y entrecortadas que le quitaban el aliento, sentía dolor, pero al mismo tiempo no podía, era como un entumecimiento, sentía que moriría, pero al parecer eso ahora no importaba, no podía pensar en lo que sentía.

-- Oye, todo esta bien, la ayuda ya viene, por favor no te duermas, ¿b-bien? -- La voz temblorosa lo hizo sentir nervioso, no conocía a esta persona, sin embargo estaba demasiado cansado como para levantarse y salir de los abrazos de este extraño, no reconoció todo lo que dijo, su corazón estaba en sus oídos con un palpitar extraño y constante, así que solo durmió.

El día que ya no este.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora