Mujer Prohibida

Capitulo 2

Londres, enero de 1815

Aquella noche fría de enero, Seung Jo acompañaría a su madre y a su hermana al teatro. Su último cliente, un banquero rico, le había ofrecido su palco para ver a Jun Pyo Gun en Romeo y Julieta.

Seung Jo había conseguido algunos buenos encargos gracias a la exposición, hasta que el calor opresivo de agosto había echado a la mayoría de los ricos de Londres. El banquero, el señor Slayton, era el último de sus clientes. Su madre y su hermana habían regresado también a Bath, pero habían vuelto a Londres con el año nuevo. Seung Jo había colocado un anuncio buscando encargos en el Morning Post , pero hasta el momento no había obtenido respuesta.

Mientras ayudaba a instalarse a su madre y hermana en el palco, intentaba olvidar sus preocupaciones económicas. Gi Tae, el hijo de sir Gi Dong, estaba también en el grupo, pendiente de Min Ha. El joven poseía un rostro tan amable como el de su padre, pero era alto, trigueño y esbelto. Proseguía con sus estudios de arquitectura y se había convertido en un invitado frecuente en la mesa de su madre ahora que Min Ha y ella habían vuelto a Londres.

Min Ha tomó asiento con aire de estar ya divirtiéndose.

—Es muy hermoso desde aquí arriba.

Habían asistido al teatro en una ocasión el verano anterior, pero se habían sentado abajo. Desde el palco se vieron en todo su esplendor los rojos y dorados de la decoración.

Min Ha  miró a Seung Jo.

—Muchas gracias por habernos traído.

A él le alegraba que se sintiera complacida.

—Dale las gracias al señor Slayton por cederme el palco.

Min Ha se volvió hacia su madre.

—Quizá deberíamos escribirle una nota de gratitud.

—Haremos eso —asintió su madre.

—Yo también le estoy agradecido — Gi Tae estaba en pie mirando el local—. Es un edificio muy hermoso.

Min Ha se levantó y se colocó a su lado.

—Seguro que te pasas la noche mirando los arcos y el techo y te pierdes toda la obra.

Él sonrió.

—Confieso que eso me distraerá, sí.

Ella suspiró exageradamente.

—Pero la obra es Romeo y Julieta . ¿Cómo puedes pensar en un edificio cuando vas a ver posiblemente la obra más romántica jamás escrita?

Él se echó a reír.

—Podría intentar convencerte de que los arcos hermosos y las elegantes columnas son románticos, pero sospecho que jamás estarías de acuerdo conmigo.

—Por supuesto que no.

—Recuerdo que vine aquí en mi primera temporada —la madre de Seung Jo habló con tono de añoranza—. Por supuesto, era el teatro viejo. No había tantos palcos entonces.