8| Cuidando a un enfermo

94 12 1
                                    

Liam

—Cuidando a un enfermo

26 de diciembre

No había visto a Allie desde... ese día.

Y por alguna extraña razón no dejaba de repetirse la misma escena en mi cabeza.

Por mi propio bien tenía que alejar ese recuerdo de mi mente o no podría concentrarme. Mamá entró con sigilo a mi habitación. Llevaba una charola con comida.

—¿Cómo dormiste, cielo?

—Mal —respondí —. La tos no me dejó dormir.

—Te traigo el desayuno —murmuró dejando la charola en mi mesita de noche —. Pero primero tomate tus pastillas.

Asentí sentándome sobre la cama.

—Tu prima está igual de enferma. No entiendo porque se mojaron.

Melody había pasado nochebuena en mi casa y la mañana del veinticinco de diciembre jugamos en el jardín. Hacía un poco de calor y yo fui el primero que le eché una cubeta llena de agua fría.

Después, Melody me siguió el juego y en un momento ya estábamos empapados.

Sobra decir que ambos nos enfermamos. Y esa es la parte en la que me arrepiento.

—Estábamos jugando.

—Ya.

—Ya —dije imitando su voz.

—Cariño, tu padre quiere que lo acompañe con unos inversionistas —me dijo sirviéndome té en una taza.

—¿En serio?

—Quita ese tono de sorpresa —espetó —. Quisiera ir, no me ha invitado en años y siento que si le digo que no...

—Se va a enojar —terminé por ella.

—Pero tampoco quiero dejarte solo —explicó dándome la taza.

—Siempre con tus remedios caseros.

—Te hace bien.

—Mamá, solo tengo un resfriado. No es para tanto, puedo cuidarme solo.

—Pero si te pones mal...

—Solo tomaré mi dosis de medicamentos y me pondré mejor —le dije calmándola —. Puedes ir con mi padre si quieres.

—¿De verdad puedes quedarte solo?

—Mamá, no tengo siete años.

—De acuerdo, te dejaré indicaciones para que te prepares otro té y haré mi maleta.

No me haría ningún té, de eso estaba seguro.

ੈ✩‧₊˚

Mi padre estaba subiendo las maletas a su camioneta negra, mientras mamá no dejaba de repetirme que me tomara las pastillas, no saliera de la casa porque últimamente haría mucho frío y que me preparara los tés que me escribió en una libreta.

—La libreta está sobre la encimera.

—Vale.

—Por favor, cuídate.

—Si mamá.

—Perfecto, te veo en una semana.

—Cuídate.

Cuando escuché que ya se habían ido subí a mi habitación y volví a cubrirme con la cobijas. Me quedé dormido unos minutos.

O más bien fueron horas.

Inevitable Tentación [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora