¿Dónde está la serpiente?

5 2 0
                                    

Capítulo 13

Amelia es el tipo de persona que habla hasta por los codos, no termina de hablar de un tema cuando ya esta sacando otro y se desviada quinientas veces hasta que regresa al tema principal.

No lo soporto.

Ha estado hablando por una hora y se han sentido como mil, solo veo como su boca se mueve, pero no escucho nada de lo que dice, y decirle que se calle no es una opción, no porque no quiera, son mis labios que no pueden moverse.

-¿Entendiste?-pregunta la mujer haciendo que me vuelva a concentrar en ella.

-Mmm.

Frunce el ceño y levanta la mano haciendo lo mismo que cuando cerró mi boca, susurra unas palabras que no logro escuchar y siento como mis labios se relajan y mi cuerpo vuele a la normalidad y bajo mi control.

-No tenías que hacer eso- declaro bajo su mirada -Y para contestar tu pregunta, no, no entendí.

-Estuve hablando durante una hora-la voz de Amelia tomo un tono más grave -Es imposible que no hayas escuchado nada.

-No, no entiendo por que tengo que aprender toda esta basura. La magia no existe- no estaba dispuesta a que descubrieran que soy una hechicera, no sabía que hacer con esa información y revelársela a unos desconocidos podría ser peligroso para mí.

-Eres una mentirosa, Nadine.

-¿Qué? No estoy mintiendo, la ma...

-Tú y yo sabemos perfectamente que eres y por que estas aquí- con cada palabra Amelia se acercaba a mí con más fuerza que antes, su voz sonaba enojada y parecía que eso le daba más poder, incluso soltó el bastón para caminar- Nos olemos entre nosotras, nos conocemos entre nosotras, nos sentimos, así que deja de hacerte la loca y coopera.

Trague saliva y vi como sus ojos se enfocaron en mi cuello, más en específico en mi garganta, como si pudiera ver a través de mi piel y sentir los nervios que se arremolinaban en mi estómago.

Era una idiotez fingir si lo que dijo es cierto y ella también era como yo, así que asentí y sonreí como si nunca hubiera dicho nada.

-De acuerdo- suspire profundamente -La magia ha estado aquí desde siempre, incluso desde antes del nacimiento de todos los reinos, la naturaleza es muy importante porque es de ahí que las hechiceras obtienen su magia y fuerza- conteste a la primera pregunta que me hizo.

-Correcto- asintió -No eres tan estúpida como creía.

Enarque una ceja en su dirección para verla con una sonrisa perturbadora, no me molestó que me llamara estúpida, estaba a costumbrada a tratos peores por parte de Calix, unas cuantas palabras no me iban a dañar como el golpe de un hombre del doble de mi estatura.

-Y eso es todo, hablaste durante una hora y fue lo único interesante que dijiste, anciana.

-Me gusta hablar y si eso te hace enojar, creo que es premio doble.

Volteé los ojos y su horrible risa se escuchó por el silencioso salón, en ese momento recordé que no solo había un escritorio, si no varios repartidos por todo el lugar, era como un salón de clases y la única que estaba ahí para aprender era yo.

-¿Dónde están las demás?- pregunte cuando iba a volver a hablar sin parar.

Amelia cambió la expresión de su cara por una totalmente diferente, ya no había burla, risas, ni nada que se le pareciera, mostraba unos ojos llenos de nostalgia y tristeza.

Pensé que no iba a contestarme, pero cuando abrió la boca me sorprendieron sus palabras.

-No hay nadie más, Nadine- volvió a quedarse callada pero no por mucho tiempo- Antes, incluso antes de que nacieras éramos miles, millones- el tono de su voz me decía que era algo de lo que no tenía ganas de hablar, pero no la interrumpí- Éramos como hermanas, nos apoyábamos y siempre luchábamos juntas, así nuestra fuerza y magia era más poderosa- una sonrisa apreció en sus labios e inmediatamente la borro por una mueca.

Oscura TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora