Cambios

463 44 0
                                    


Después de borronear, lanzar y encestar la mayoría de los papelitos en el cesto de basura ubicado al lado de  su escritorio y casi acabar con el paquete entero de papel especial que compró, escribió algo que realmente le gustaba. Puso la notita final dentro la caja, junto con la corona para luego taparla y envolverla cuidadosamente con el lazo haciendo un moñito en la parte superior. Sonrió al ver su trabajo, el que tanto le había costado. Si estaba decidido que ese era el tipo de cortejo que su omega merecía y el como alfa iba a darle. Esperaba, realmente esperaba que le guste. 

Si habían pasado 28 días después de la cena y última vez que vio a esos ojitos celestes color cielo que tanto extrañaba y aunque trataba de distraer su mente nunca lo conseguía, porque siempre estaba pensando en ese omega, su omega. Lo extrañaba tanto. La casa se sentía tan vacía sin su presencia, se convirtió en un espacio frío y triste. La melancolía se había vuelto su compañera, eso era lo único que lo recibía cuando volvía a casa, luces apagadas y silencio. Estaba solo. Aunque sabía que era su decisión y por el momento el omega estaba mejor lejos, no significaba que no le afectara. Entonces, el alfa, salía tan tarde de la oficina a propósito para tan solo irse directamente al dormitorio y caer rendido en la cama o normalmente el sillón, para al día siguiente levantarse, darse un baño, cambiarse las prendas para luego pasar por un café de camino a la oficina, repitiendo esa rutina todos los días que pasaban, aburridos y solitarios desde que volvió a estar solo. A veces sentía que las crueles palabras que él le dijo antes de morir fueron más una maldición, ni muerto lo podía dejar tranquilo. Lo odiaba tanto, o eso quería creer.

Pero desde hace dos semanas su rutina había sufrido un pequeño ajuste. A un principio no quiso aceptar, pero luego noto que si aporto un cambio en su vida. Era tan extraño tener una cita por una hora con un extraño para tan solo estar sentados mirando a la nada o comentando sobre los libros apilados en uno de sus libreros o sobre los cuadros colgados en la pared. O al menos eso fue lo que paso las dos primeras y "últimas" secciones que Liam le obligó a ir. Si, el alfa estaba viendo a un terapeuta. Lo necesitaba y lo sabe es un largo camino por recorrer pero con estas cuatro secciones que tuvo, lo sintió. Después de cada sección se sentía más liberado y menos enojado con todo el mundo y sus reglas absurdas, tan solo se sentía él, solo Harry. 

- Sr. Styles - saludo la beta que ahora se convirtió en su secretaria, empujando la puerta de su despacho - Siento interrumpir, pero hoy es la junta general y...

- Y todos te están esperando porque adoran escuchar el informe mensual de como va la compañía - interrumpió el alfa castaño. con ironía, ya que el tema principal en la oficina era porque el alfa de rizos y mirada de hierro estaba siendo amable con todos o al menos era más tolerante empezando a pedir las cosas en vez de ordenarlas. Era extraño - ¡Oh! eso es lo que creo que es - dijo asombrado viendo la cajita que decoraba el escritorio del alfa. 

- Si, es eso - respondió cortante ya levantándose tomando su saco -Elizabeth, por favor envía esa caja por mi, a la dirección de los Payne, gracias. Vamos, Liam, alfa curioso - dijo al final arrastrando a su amigo.  

- No soy curioso, solo pensé que irías tu, alfa  cobarde - molesto.

-Mañana, Payno.

**********************

Esa noche en la casa de los Payne de lo único que se hablaba era de "mañana" o bueno al menos Zayn y Niall parecían ser los más interesados y Louis se distraía viendo la corona que aún tenía en sus manos, cada vez que la veía encontraba algo nuevo que ver o descubrir. Seguía nervioso. muy nervioso y la charla de sus amigos no ayudaba.

- ...pues no lo creo,  es ese alfa roñoso del que estamos hablando. Seguro mañana ni aparece. Yo no me ilusionaría tanto - protesto, no podía creer que Zayn este tan feliz o positivo sobre el cortejo de Louis. Si sabía que el no tenía que meterse pero tan solo temía por el castaño. No quería que nadie más lo haga sufrir.

Mi Omega Consentido 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora