«REYES O DIOSES, LA LINEA ES DEMASIADO FINA»
Luego de la destrucción completa de la Tierra, Lyanna y su pueblo viajaron por 125 años a través de las estrellas en sueño criogénico despertando con el regalo de una nueva oportunidad. Un lugar donde pue...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La noche se impuso en el planeta Alfa, en el pueblo de Sanctum, las estrellas y oscuridad sobre ellos como un manto infinito. Lyanna no le había dicho a nadie sobre el anillo del hombre o que este dijo que ella le recordaba a alguien, o que quien tenía ese anillo de dragón no debía tener quemaduras. Cada neurona en su cerbero le decía que el anillo estaba en el dedo equivocado, que ese hombre no podía tener sangre de dragón. Lo que en realidad era, era un impostor, y es que parecía casi forzoso verlo con eso.
Ahora ella tenía pegada la frente contra el cristal frio de la ventana, aunque el hombre y ese anillo la perturbaban, lo que en realidad la tenía de los nervios era que ya había oscurecido y no tenia a Rhaegar en sus brazos y a Madi bajo su mirada.
— Tienes que comer— Ryder apareció ante ella con un plato de comida y una mirada preocupada.
— Comeré con mis hijos— ella respondió sin mucho animo, sin si quiera verlo.
— No has comido en dos días, por lo menos prueba un poco— Ryder se sentó a su lado dejándole el plato frente a ella, se le hizo agua la boca en cuanto olio la comida, parecía pollo con verduras y algo que era arroz. No pudo evitar pensar en el banquete después del conclave de Lexa y Roan, y todo lo que ella y Neon comieron esa noche. Ahora casi empezaba a salivar al pensar en toda la grasa, frituras y dulces que comió ese bendito día que la reina Niah murió.
Suspiró y comió una cucharada, efectivamente, su cuerpo rogó por más después de esa cucharada, pero aun así, no podía comer sin ver a su hijo sano y salvo, la ansiedad y angustia la tenían envuelta. Le devolvió el plato a Ryder.
— No recuerdo ver a tantos niños felices y jugando desde que visite a Floukru— Lyanna murmuró recordando el pueblo de Luna—. Quiero que Rhaegar tenga amigos de su edad y que pueda ser un niño, que Madi se quite la llama y sea una niña como debe ser. Y he fallado en todo.
— No, no, no, oye— él la interrumpió tomándola suavemente por los brazos, sus manos estaban frías al igual que la piel de Lyanna, ella trato de no hacer una mueca por esto—. Estos seis años has tenido éxito en criar dos maravillosos niños. Madi es la niña mas valiente que he visto para bien o para mal y Rhaegar es tan gentil. Mira no puedes protegerlos de todo lo que ha estado pasando, de lo que esta sucediendo, pero puedes prepararlos.
Lyanna asintió y se inclino hacia él, posando su cabeza sobre su pecho.
— Gracias.— murmuró suavemente sintiendo como le besaba el cabello y puso los brazos alrededor de ella, pero ambos alzaron la mirada cuando escucharon unos pasos apresurados. Clarke estaba bajando una escalera con sus ropas de todos los días, sin el vestido rojo, tenia una expresión que Lyanna conocía muy bien. Respiraba agitadamente y las fosas nasales se le dilataban por cada respiración, estaba mas allá de enrabiada.
