˜"*°• Los Perdedores •°*"˜ (𝓡𝓮𝓮𝓼𝓬𝓻𝓲𝓽𝓸)

𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 8 - Orgullo

Tsume observó la puerta de la habitación de su hijo con preocupación y reparo. Hacía tres días que Kiba había vuelto de la academia de mal humor. Su estado de ánimo sólo empeoraba con cada día. Se enteró de lo que el último Uchiha le hizo a su hijo y pudo entender por qué actuaba así. Como Inuzuka, eran muy orgullosos en todo. Rara vez disfrutaban de perder o aceptar ser avergonzados fácilmente. Según Naruto, Sasuke no dejaba de molestar a su hijo y seguía burlándose de él. Sabía que Kiba no podía hacer nada o arriesgarse a ser suspendido.

Normalmente, Kiba se limitaba a entrenar hasta la saciedad, pero ni siquiera estaba haciendo eso. Era el momento de lidiar con esto y ella sólo sabía una manera de hacerlo. Abrió la puerta de su habitación de una patada. Kiba saltó y dejó caer su cachorro del suelo. Tsume y su compañero, Kuromaru, los miraban con dureza. Entonces ella le lanzó dos muñequeras, dos tobilleras y un chaleco. Kuromaru colocó un pequeño chaleco junto a Akamaru.

"¡Ponte eso ahora! Tenemos que entrenar!", ordenó.

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Mientras el sol se ponía sobre la Aldea de la Hoja, Kiba y Akamaru sudaban a mares. Estaban tumbados en la entrada de su casa. Pedían agua y parecía que estaban a centímetros de la muerte. Cuando los dos salieron, apenas podían moverse debido a los pesos que llevaban. Tsume les dijo entonces que siguieran su ritmo y el de Kuromaru mientras empezaban a trotar. Kiba los siguió y trató de mantener el ritmo. Intentó utilizar la Técnica de las Cuatro Patas pero le dijeron que se detuviera. La madre, el hijo y los caninos trotaron desde su casa alrededor de la aldea y de vuelta.

Kiba pensó que todo había terminado hasta que Tsume le ordenó hacer sprints de viento. Él y Akamaru los hicieron como se les ordenó. Luego les hizo hacer ejercicios en línea. Ella continuó presionándolo, haciéndole hacer más ejercicios. Para cuando el sol se puso, Kiba y Akamaru estaban muy cansados.

Kiba se tumbó moribundo cuando le salpicaron con agua fría. Kiba escupió y Akamaru comenzó a sacudirse para secarse. Miraron a Tsume mientras les daba agua a cada uno. Mientras bebían con avidez, Tsume se sentó y esperó a que recuperaran el aliento. Una vez que lo hicieron, Tsume llamó su atención.

"Bien Kiba, sé que estás tomando algunas cosas de ese mocoso Uchiha y sé que no te gusta, pero no deberías acostarte y tomarlas. Eres un Inuzuka; no aceptamos esa mierda sin más. Durante el próximo mes, haremos estos ejercicios. Después del mes, te prometo que dominarás a ese pequeño puissant". Dijo Tsume con una sonrisa. Kiba la miró antes de sonreír a su madre.

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Miyuki miró a Naruto mientras éste se concentraba en su caligrafía. Se preguntaba qué se le había metido en el trasero para poner todo su empeño en aprender. Aunque no le importaba, echaba de menos a su hiperalumno. Fue entonces cuando escuchó a Naruto murmurar algo. Se acercó y escuchó.

"¿Cree que puede meterse con uno de mis amigos? Le voy a enseñar. Va a desear no haberlo hecho nunca. Voy a mejorar y voy a gastarle una broma muy pesada". Le oyó murmurar. A ella se le dibujó una sonrisa en la cara. ¿Quién era ella para no ayudarle a gastar una broma a alguien? En realidad le gustaba cuando él hacía eso.

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Kiba y Akamaru estaban de nuevo tumbados en el suelo. Había pasado una semana y Kiba se preguntaba si su madre lo estaba castigando. Volvió a empaparse antes de conseguir una botella de agua. Tsume le observó y pudo ver que empezaba a tener dudas. Se limitó a sonreír y a mirarle.

"¿Crees que esto no va a funcionar eh?" preguntó Tsume. Kiba miró a su madre con sorpresa. Estaba a punto de negarlo pero recordó con quién estaba hablando.