#11. Intrusa

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Mark

Hola querida hoja de papel... ¿Me echaste de menos?
Ya sé que llevo mucho sin escribir aquí pero necesitaba mi tiempo.... Han cambiado muchas cosas desde el último mes. Es todo tan distinto a como me lo imaginaba... Aun que en verdad, hay cosas que siguen igual, por ejemplo, Noah...

Suspiré profundo antes de volver a apoyar el boli en el cuaderno. Hablar de Noah era un tema bastante delicado para mí.

El, me evita al igual que el mes pasado. Lo echo tanto, pero tanto de menos... Que cuando lo veo por los pasillos de instituto, tengo que ir corriendo al baño porque sé que mis ojos no aguantarán más sin soltar una lágrima.

Por otro lado está Sophie.

Tragué fuerte para deshacer el nudo que se me empezaba a formar en la garganta y suspiré pensando si seguir escribiendo sería buena idea, o me derrumbaría por completo.

Debía continuar. Apreté el bolígrafo con la punta de mis dedos y reuní fuerzas para volver a deslizarlo sobre el papel.

Ella dejo de ir a clase durante una semana... Se veía tan afectada por su gata, me dolía ver cómo se pasaba las horas llorando sin control. Volvió a clase hace tres semanas, pero no es la misma. No puedo dejar de preguntarme si se le olvidó que me declare aquel día en el que tantas cosas pasaron, joder fue la única vez que saqué todo lo que llevaba dentro, y ahora... No existo para ella.
Ya no está la chica sonriente a la que se le achinaban los ojitos cuando sonreía, esos que le brillaban tanto, ahora eran de un color mate. Ya no puedo escuchar el sonido tan melódico de su risa, por qué no ríe, no sonríe, no muestra interés en nada, no habla, no expresa, no hace nada. Se convirtió en una persona neutra...

Escuché el manillar de mi puerta girarse y metí la libreta debajo de la almohada lo más rápido que pude para incorporarme quedando sentado en la cama con la espalda apoyada en la la pared y alargar el brazo para coger el mando de un videojuego cualquiera.

-Tu padre te llama para ir a cenar, el a ido un momento a.... ¿Que haces?- Dijo Sasha abriendo de golpe mientras enarcaba una ceja.
Una larga historia que estaría dispuesto a contar en mi libreta si ella no me hubiera interrumpido.

-Estoy jugando ¿No lo ves?- Respondí cortante.

-Ya... Claro, con el mando del revés- Se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta y levantó aún más la ceja con una sonrisa burlona.

Miré confundido el mando entre mis manos.

Sus ojos viajaron a mi lado y habló otra vez

-¿Por qué tienes un boli en la cama? ¿No jugabas con la... eso?- Señaló el mando

La miré molesto.

-Haces muchas preguntas-

-Porque tu no quieres responderlas-

-No, porque a alguien le interesa demasiado lo que haga-

-¿Por qué mientes?- Volvió a preguntar ignorando mi anterior frase.

Volví a mirarla unos segundos y bufé. Aparte mi mirada rápidamente cuando me di cuenta de lo tanto que intimidaba. Sus ojos clavados en mi, como si me estuvieran traspasando incomodaban incluso a los profesores de su anterior escuela.

-Dile a mi padre que ya bajo- Volví a recordar porqué vino.

-Te estaba diciendo que se fue a un momento al kiosko, pero la cena está lista imbécil- resopló.

la hoja en blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora