// ¡PAUSED! \\
𝑮𝒐𝒉𝒂𝒏 𝒙 𝑶𝑪!
Sin saber que le depararía el destino, ella llegó al planeta Tierra. Imaginó mil escenarios diferentes, pero jamás creyó que todo se diera de esa manera.
Jamás esperó que aquellos guerreros la acogieran como a una...
Aquella niña pelinegra, quién aún suponía una amenaza para padre e hijo, había apenas hecho algo de peso en el pie que se mantenía fuera de la nave y se desvaneció tan rápido que hizo brincar a ambos hombres. Con confusión y algo de aturdimiento, estos mismos saiyajines tomaron la iniciativa de ayudarla. Aunque si ella era el peligro que creían que era, se encargarían de derrotarla lo más pronto posible.
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Unas pocas horas más tarde, la extraña chica había logrado abrir sus ojos con esfuerzo, permitiéndose ver a su alrededor.
Frunció el ceño.
La habitación en la que se encontraba era completamente desconocida para ella, y ni hablar de las dos personas que se encontraban observándola atentas. Una de ellas era una mujer pelinegra con el cabello recogido, con unos ojos negros muy hermosos y un pañuelo en una de sus manos, el cual había dejado sobre la cabeza de la niña por un buen rato. Y la otra, acabó siendo un hombre; un niño, en realidad. Este estaba un poco más cerca que la ojinegra, observando con curiosidad a la chica que provenía del espacio; quien al divisar a aquellos dos extraños tan cerca de su persona, saltó de la cama con una agilidad impresionante y retrocedió varios pasos bajo las sorprendidas miradas de aquellos desconocidos hasta chocar su espalda con el borde de una ventana, por donde pudo salir y, según ella esperaba, escapar.
Al Gohan sentir una inmensa curiosidad por la niña, fue tras ella. Saltó a través de la ventana con rapidez y corrió detrás de la fugitiva con velocidad, logrando disminuir la distancia entre ambos, para luego arrojarse hacia ella y acabar tendidos sobre el suelo entre quejidos. El saiyajin fue el primero en levantarse, disculpándose con la chica que aún en el suelo estaba sentada. La niña no medió palabra, sino que aún se veía asustada, y se levantó de un salto para posicionarse, lista para pelear contra el pelinegro si era necesario.
Él simplemente quería saber más a cerca de esa extraña chica, cuándo ella tenía como único objetivo luchar contra los que creía eran captores.
Fue así como aquella chica simplemente se abalanzó hacia Gohan, dando una serie de golpes y movimientos desesperados y descoordinados a los que el joven esquivaba con facilidad y anticipación. Había transcurrido un largo tiempo hasta que los intentos inútiles de aquella pelinegra cesaron. Se había rendido. Había quedado más que claro que acertarle un golpe a su contrincante era en vano, mientras este apenas comenzaba a sudar. Agotada por sus vastos esfuerzos, se dejó caer en el suelo. Sentándose sobre el mismo, agachó su mirada y el único sonido que se oía era el de su agitada respiración, acompañada del subir y bajar exagerado de su espalda por conseguir la mayor cantidad de aire para sus pulmones. Unos muy pocos metros más allá, Gohan la observaba confundido. Tan repentinamente había dejado atrás todo intento de escapar, algo que extrañó y sorprendió al chico, el cuál tomó la iniciativa de sentarse en el suelo frente a la niña, estando aún unos metros adelante.
