Capítulo 172: El último pétalo

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Pov 3ª Persona

Kanao de verdad no lo podía creer: su espada fue robada sin que ella se hubiera percatado a pesar de tener la mejor vista de todos los cazadores. La pelinegra tragó saliva con temor ya que sin arma estaba en peligro, y el albino estaba totalmente tranquilo observando con fiereza a la menor, que dejó el filo de Gram en el suelo, y con ello la batalla la tenía ganada, no obstante aún le quedaban algunas estrategias que debía de optar, aunque matarla directamente sería una precaución asertiva. Por eso se dispuso a usar otra técnica demoníaca el dios oscuro, de manera que al apuntarla pondría toda su voluntad en el final de la cazadora. Por otra parte la tsuguko retrocedió unos leves instantes recordando lo que debía de hacer, fuera o no un enemigo ella debía de acabarlo sin armas, o al menos entretenerlo y acabar con él.

--Bueno bueno, ¿estás contenta de que será tu última vez con vida? Me hubiera gustado que pudiéramos tener una batalla más longeva, pero si juego demasiado contigo mi jefe se enfadará. Considera esto un regalo, pero claro es momento de separar caminos, sayonara baby.--Declaraba el albino usando su técnica demoníaca "Lanzas del Abismo", de forma que siete estacas cristalizadas de oscuridad a una velocidad totalmente feroz con una victoria claramente asegurada.

--《Recibe el mínimo daño...demuestra que los conocimientos de mis maestros no fueron en vano..》--Pensaba la pelinegra adoptando una postura de batalla, por lo que salió disparada utilizando el aliento de la flor para soltar una patada alta que le permitió romper las lanzas con algo de facilidad aunque lastimando parte de su pierna. Sin embargo eso no fue motivo para quedar frente a él y dirigir un puñetazo que fue detenido por el albino, aún así oponía resistencia para tratar de derribarlo.

--¿Oh? ¿Puedes usar tu respiración normalmente como si se tratara de tu propio cuerpo? Asombroso, así que no necesitas una espada para lastimarme, supongo que esa forma de lucha te la ha debido de enseñar Susano, ese maldito se entromete donde no le llaman. En fin, no tengo más intención de alargar este combate, muere.--Concluía el ser oscuro lanzando un puñetazo dirigido al abdomen de la pelinegra, pero sorprendemente fue detenido por un rodillazo de la misma.

--No contestaré a tu pregunta, la batalla ha terminado entre nosotros, recuperaré a Gram y destrozaré tu cabeza, aunque seas un dios no eres inmune a esta espada divina por lo que he visto. Por Kaede-nee san, Shinobu-nee san, Kanae-nee san y Hanae-nee san, así como las personas que más quiero, ¡te mataré!--Añadía la pelinegra usando simplemente dos dedos para apuntar a sus ojos que fue parecido a una estocada de una espada, de manera que unos gritos se escucharon por el lugar al notar lo que dolía al ser demoníaco. Inmediatamente lo empujó levemente y le robó a Gram, por tanto dio un salto atrás pero con un firme agarre con el fin de evitar otro posible escape.

--Maldita...eso dolió de verdad, interesante, realmente interesante. Veremos si tu espada es capaz de matarme, o en otro caso seré yo quien te asesine, por primera vez el dios de los demonios tendrá el descaro de usar su máximo poder.--Anunciaba el albino con una pequeña sonrisa maliciosa mientras sus ojos se volvían más oscuros de lo normal, lo cual daba a indicar que el combate estaba por finalizar. Por otro lado se sentía levemente excitado al enfrentarse a una joven que lograba mantenerse ante él, pero le desilusionaba la muerte de quizás su antigua futura novia.

--Das asco, lo apostaré todo en un último ataque, te mataré rápido y sencillamente, no dejaré que los esfuerzos de Kanae hayan sido en vano, voy a vengar su muerte.--Dijo de manera seca la tsuguko antes de saltar rápidamente, donde sus músculos empezaron a tensarse de una manera insospechada.

--Aliento de Flores-Liberación Acumulada-Rango Explosivo: Retoño Primaveral Carmesí-Última Flor.--Comenzaba a nombrar su postura en el que sus iris cambiaban a un colorado escarlata, pero sus iris también adquirieron un tono más por púrpura de lo natural. Asimismo la espada brillaba intensamente de flores hasta que el terreno fue envuelto en una lluvia de pétalos, cerezos, hojas, es decir de todos los elementos que eran compuestos la primavera, lo cual era indicio de la activación de su postura final, la técnica definitiva que pondría fin a todo.

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