Introducción

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  De mano en mano se trasladaba un bello pañuelo de seda, y cada quien que lo cogía, inhalaba con fuerza el aroma que expulsaba.

Aquellas personas, tan bien vestidas, se veían desesperadas por absorber parte de aquel olor, cuya esencia, no lograban digerir del todo.

   No importaba por cuánto tiempo se expusieran a aquella fortuna, algo había, tan misterioso e imposible de resolver para un sentido tan descuidado, que rápidamente caían en el embrujo de su belleza.

   La nueva droga de moda en las altas esferas era exponerse a este curioso aroma. Nadie sabía bien de dónde lo extraían, pero para quien solo piensa en su propio placer, un gran monto de dinero justificaba la experiencia.

  En ese instante, un hombre mayor estaba  apretando entre sus temblorosas manos la tela que se le habían cedido. Aquel goce desconocido lo desconcertaba, ya que a lo largo de todos sus años, jamás había sentido tal fortuna, y le asustaba ahora vivir sin aquello.

  Volvía a respirar una energía juvenil, que no se traducía en su cuerpo, sino en su alma. Una sonrisa se dibujaba en su rostro arrugado, la cuál solo expresaba paz.

 

   Aquel delicado encanto era conocido como "Agua de Flor", un líquido de color amarillento, muy parecido al aceite, que carecía de un olor fuerte, era insistente si no se le cedía una gran atención. Quizás el olfato humano no era capaz de entender las notas, pero existía y la sensación era real.

   Se vendía en distintas dosis de concentración y en frascos diminutos. Solo se requería de un par de gotas en alguna tela, y ya podías garantizar un viaje que inundaria todo tu ser a un estado placentero.

  Incluso, contaba con la garantía de no dejar secuela alguna, así que podías disfrutar de esto en tus ratos libres sin miedo alguno, o incluso, no exponerte nunca al dolor, por qué las bajas concentraciones te permitían llevar la dulce sustancia en una prenda cercana y no sentir otra sensación.

  La lujosa caja dorada que envolvía las diminutas botellas, realzaba que era el fruto de flores jamás antes vistas. No había más información, y poco importaba.

  La seducción de un estado perpetuo y agradable, era todo lo que podía desear cualquiera.

Agua de FlorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora