Contra el destino (Tenten)

Tenten 2

Tenten 2

El robo al museo estaba saliendo perfecto pero Lee siempre ha sido así, demasiado apasionado por su trabajo aunque en esta vida su trabajo sea proteger un montón de objetos históricos.

Corro hacia Sakura y la ayudo a caminar—. No puedo —dice Sakura en un susurro, yo asiento, debe dolerle el golpe, en esta vida no tenemos un control de chakra lo suficientemente eficiente para ser resistentes.

Lee se nos acerca con su velocidad sobrehumana así que me apresuro a cargar a Sakura en la espalda y correr tan rápido como puedo, en condiciones normales sería incapaz de escapar de Lee pero sonrío al ver a Matsuri propinarle una excelente patada a Lee, y eso nos da tiempo para alejarnos.

—Los otros guardias se han dividido en grupos de dos, Tenten, te diré por dónde salir —dice Hinata utilizando los auriculares inalámbricos que Sakura consiguió—. Siguiente pasillo a la derecha —yo sigo sus indicaciones—. ¡Alto! Los guardias pasarán al frente de ustedes y luego a la izquierda —Sakura y yo esperamos en silencio a que los guardias pasen, ninguno nos ve—, ahora, Tenten.

Volvemos a avanzar siguiendo las indicaciones de Hinata y finalmente ambas salimos del recinto. Cierro la puerta del museo y voy hacia el auto.

—Estamos fuera —indica Sakura por el auricular.

Abro la puerta del auto y ayudo a Sakura a subir en el asiento trasero.

—¿Todo bien? —pregunto, la chica asiente aunque es obvio que le duele la pierna. Subo en el asiento del conductor.

—¿Cómo salimos? —pregunta Gaara desde el auricular.

—Los guardias van hacia allá, salgan por la puerta principal, los veremos en la avenida cruzando el parque —dice Hinata mientras viene hacia nosotras.

Yo enciendo el auto y Hinata sube en el asiento del copiloto, rápidamente conduzco hasta la avenida.

De inmediato logramos ver a Matsuri y Gaara, las únicas personas sobre la avenida, Sakura les abre la puerta y ambos suben. Yo acelero el auto para alejarnos de la escena del crimen lo más rápido posible.

Nos quitamos los pasamontañas y devolvemos los auriculares a Sakura.

—Bueno, yo creo que fue todo un éxito, si consideramos que hace cientos de años no hacíamos una misión —dice Sakura con una enorme sonrisa de triunfo.

—Misión completada —dice Hinata.

A pocas cuadras de la mansión Hyuga detengo el auto, Sakura, Gaara y Matsuri bajan de él y los despedimos.

Hinata se despide de ellos con cierta alegría, yo no tengo mucho que decir pero aseguro a Gaara y Matsuri que estaremos ahí si nos necesitan.

Conduzco en silencio hasta la mansión, Yoshio, nuestro guardia de seguridad cómplice, abre la puerta y nos deja entrar.

Estaciono el auto en la cochera, ni Hinata ni yo nos movemos. Hinata me conoce bien y sabe que hemos postergado esta conversación desde... desde la muerte de Neji.

—Me iré a China —digo al fin. Hinata sigue callada—. No puedo seguir aquí... Todo me recuerda a Neji —ella asiente sin interrumpirme, incluso sus ojos me recuerdan demasiado a él, es doloroso mirarla—, cuando Matsuri y Gaara hayan terminado con esto, me iré.

Hinata vuelve a asentir y lanza un suspiro— ¿Aún planeas usar los sellos para salvarlo? —pregunta.

Yo asiento—. Debo intentarlo.

—Ya hablamos de esto, Tenten, no puedes cambiar el destino.

No puedo evitar fruncir el ceño y apretar los puños, a pesar de que sea mi querida amiga, sus palabras me parecen molestas y ridículas—. Ustedes, los Hyuga, siempre con su estúpido destino.