LIFE NOTE -∆-

Capítulo XIX

Llegué sacudiendo mis pies apenas estuve en el muelle. Me senté y sacudió mis plantas para eliminar el resto de arena y colocarme los zapatos.

Giré en dirección al puesto donde trabaja Marie. Ella se colocaba su camiseta de trabajo y se saludaba con su compañera de trabajo.

Diablos, no la podía dejar de buscar sus ojos.

Negué sonriente al entender en la situación que me estaba metiendo otra vez.

¿Será buena idea?

—No lo sé —me respondí mientras terminaba de atarme el calzado y comenzaba a caminar por el muelle hasta el inicio de la feria.

Y como era de esperarse no podía quitar los ojos de aquella chica colorada que sonreía alegremente.

Marie levantó su cabeza al terminar de atender a un cliente y me sorprendió que me notara a tanta distancia...

—Hola —dije para mí cuando saludaba desde la distancia.

Ella devolvió el saludo hasta que llegaron dos personas a comprar unos helados. Cuando esas dos personas giraron hacia mí cerré mi mano en el aire y las introduje en mis bolsillos. Eran Trent y Hannah, la prima de Marie.

Sabía que no le agradaba mi presencia, así que mi intención era salir rápido de aquí.

Pero quedé paralizado al ver a ese sujeto con rostro rojo de furia que venía hacia mí...

Intenté salir rápido del muelle.

Su cabello dividido en dos colores que formaban una combinación perfecta y armónica, como lo eran el amarillo y el negro. Una perfecta descripción de una persona que conocí y que ya no era mas que un perfecto desconocido.

Zain me buscó apenas salí del muelle.

Se lanzó contra mí y me tomó del cuello de la camiseta, intenté empujarlo pero su peso cayó sobre mí cuando impacté con un puesto de que estaba saliendo del muelle.

—Tú... —su voz tembló cuando estuvo cerca de mí, su cara roja al igual que el borde de sus ojos.

Apreté sus muñecas para que no pudiera golpearme, quería mantenerme lo mas lejos de su ataque, porque seguramente lo haría en cualquier momento. Pero no podía retroceder, estaba arrinconado.

—¿Qué... te ocurre? —inquirí al no entender por completo sus razones de odio sin control hacia mí.

Admito que si yo le hice daño él tiene todo el derecho, pero creo que sinceramente nada pudo ser tan grave como para tenerme tanto rencor ¿o sí?

—Sueltame —exigí empujando sus manos lejos de mí.

Pero él se afincó y noté algo en su mirada...

—Tú... —Sus ojos se veían cristalizados, como si ocultara muchas emociones.

Y por un momento entendí su dolor... Mi agarre aflojó y luego el de él también, como si nos hubiésemos entendido por una milésima de segundo.

Su pecho subía y bajaba con fuerzas...

—¡Maldición vete! —Alzó sus puño y yo me cubrí para esperar el golpe pero el puño quedó en el aire cerrado y temblando de impotencia—. ¿Acaso no entiendes que cada vez que apareces dañas todo?

¿Cada vez?

¿Acaso había venido antes?

¿Estuve aquí y no fui consciente de mis actos?

Tragué y experimenté completamente la sensación de que yacía un nudo atorado en mi garganta.

Hubo un silencio y el quitó su vista para no mirarme a la cara.