El tren

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Era la misma hora, el mismo lugar de siempre. El aire recorría sus mejillas intentando despertarla de su gélido sopor. El sueño era amante de todos y todas, haciendo que llegaran tarde a sus trabajos, que no hicieran cosas importantes o incluso quitar el apetito. Ella sabía que si no se despertaba temprano todos los días, perdería su empleo como administradora en una empresa de comida para perros y gatos. Amaba su trabajo, no porque distribuyera alimento para estos pequeños animales, si no porque en ocasiones les daban la sorpresa de llenar la oficina con estos y alegrar el trabajo arduo de todos en la oficina. Con sus 25 años de edad, Ani Bennett solía ser una chica agradable, trabajadora, responsable y sobre todo poseía un encantador aire femenino.

De sus mejillas se podía contemplar el rubor natural que su piel formaba, labios de un tamaño formidable y, aunque no poseían ningún tipo de maquillaje, solían darse a notar con el color rosa sobre ellos.

No solía arreglarse mucho el cabello, era tan lacio que le costaba apenas mantenerse en una coleta o en un rodete sobre la cabeza, por lo general lo agarraba con una pinza o lo dejaba suelto, qué más da...después de todo no había problema por eso en el trabajo.

Como cada mañana, ella se encontraba con un par de ojos marrones cansados, traje algo desarreglado y cabello alborotado que le quedaba arriba de las orejas, se veía frustrado y estresado, cargando un maletín que no parecía contener nada. Ella imaginaba que era un desempleado, o que en su trabajo lo obligaban a trabajar tanto que no tenía tiempo para su imagen personal. Aunque mirándolo todos los días y, cada vez, con más detenimiento, sus facciones eran perfectas: tenía una nariz respingada, ojos marrones, labios delgados y mentón fino, su piel no era tan blanca pero podían verse unas cuantas pecas...sonrió para sí al darse cuenta de que él la miró entonces.

Brian Haner no era el chico prodigio de muchas chicas, algunas lo miraban, si...pero no era el deseo de ninguna. Para la mayoría, Haner solo era reutilizable, aunque sonara algo cruel, él no era tomado como algo formal o importante, solía trabajar duro como asistente en una empresa de imprenta, hacían cualquier tipo de diseños y casi en cualquier tipo de papel o lona. Impresiones de imágenes pequeñas y realmente grandes para espectaculares. Muchos pensaban que su trabajo era bastante bueno...pero no lo era, él sacaba las copias, hacía llamadas e incluso les llevaba el café a los más nuevos...si, a él lo trataban como si fuera de intendencia aunque tuviera una carrera terminada en Comunicación.

Todas las mañanas debía tomar el mismo tren, a la misma hora, le costaba muchísimo levantarse a las 6:00 de la mañana para estar ahí antes de las 6:30, así que no tenía tiempo de arreglarse el cabello, acomodarse la corbata y llevar papeles importantes a la oficina, eso tenía varias repercusiones pero para él era sencillo arreglar aquello.

Luego de tomar aire por la nariz y soltarlo por la boca, giró su rostro encontrándose con la misma mirada de todas las mañanas por casi 2 meses. Él pensaba que era un ángel, con sus ojos tan lindos y brillantes, su cabello que parecía de seda y esas mejillas tan acolchadas que incitaban al menos a darles un beso. Ella era el pretexto de Brian para llegar ahí a las 6:30 de la mañana, pues en su trabajo siempre comenzaban a las 8:00 y él hacía 40 minutos de la estación a su trabajo.

Sonrió sin pensarlo haciendo que ella se ruborizara y girara su rostro a otra dirección, ella era bastante linda y él era bastante apuesto a pesar de no ser un chico empresario de esos altos y apuestos, con coche y dinero...a ella le llamaba la atención rotundamente...sin excepción.

Luego de unos minutos, el sonido del tren en acercamiento ya estaba pisándoles los talones y ahora era cuando ellos se despedían con la mirada, ya que el tren solía llenarse de bastantes personas y ellos se subían a diferente vagón. Estaban tentados, uno al otro, a caminar y subirse al mismo para al menos...estar más cerca, pero la vergüenza los invadía, hacían retroceder esa idea y mantenerse en la monotonía.

Stay With Me (Oneshot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora