Rompe Corazónes

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"Haremos que se enamore de una extraña

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"Haremos que se enamore de una extraña. Una jugadora cantando te te te te amo"

August

Un reluciente sol salía a hacer presencia en la gran Inglaterra. Ese día de noviembre era más que necesario la presencia de aquella estrella. Ya que los fríos vientos monopolizaban el ambiente. El frío era mayor, las personas casi no salían de sus casas a menos que fuese necesario. Más sin embargo una rubia se estaba terminando de arreglar para salir de su ex hogar.

La ojiazul terminó de cepillar su largo cabello rubia. Esa dorada melena ya iba por la última costilla de la mujer de largo.

Sin más interrupciones la mujer todavía Potter salió de su habitación y antes de bajar las escaleras escucho como una puerta se abría.

—¿August? ¿A donde vas tan temprano?

La ojiazul miro al de ojos mieles quien la había tomado por sorpresa.

—A Hogwarts. Necesito hacer unas cosas... ¿Quieres venir? -preguntó dudosa la rubia al azabache.

—Si. Dame cinco minutos y te veo abajo.

—De acuerdo.

Y sin más la ojiazul bajo a la cocina directamente para luego tomarse un gran vaso de agua. Ella se sentía deshidratada, el estar tan cerca de él no le favorecía en nada. Aunque ellos legalmente siguieran casados se sentía raro. No sabía nada de su vida desde hace casi nueve años. Y derrepente debía convivir con él por unos días.

Sin duda ella debía arreglar todo eso pronto, porque si no sus sentimientos se la comerían viva. Y eso no lo podía permitir. Porque ella por obvias razones ya no era la August Gray que él ojimiel había conocido.

James

El azabache se sentía muy raro, no sabía el porqué había aceptado la invitación de la ojiazul. Sólo se le salieron sus palabras. Sin rechistar ni obstáculos. Sólo acepto. Y ahora estaba en el autobús noctámbulo con ella.

Claramente ella se había sentado en otro lugar al de él. Pero eso no cambiaba el nerviosismo del hombre Potter al volver a tenerla cerca.

James Potter siempre había sido muy confiado con todos. No importaba si era un extraño o un perfecto conocido. Eso era natural en él. Pero cuando conoció a esa entonces pelirroja no pudo detener sus extrañas reacciones. Esos recurrentes nervios, o esa sensación de cosquilleo en su estómago.

Así que cuando ella lo miraba, aunque fuese por un segundo el hombre Potter se sentía como un adolescente enamorado.

—Y... ¿Como está todo allá...?

Epifanía #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora