☆19☆

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Era reconfortante estar en su cama la cual estaba rodeada con el olor de cierto alfa de cabello negro, absolutamente nadie podía arruinar ese agradable estado de confort. No obstante, tan pronto como pensó en eso unas habitaciones continua a la suya se empezaron a escuchar varias pisadas, así como otros ruidos que no lograba identificar provocándole una horrible jaqueca. Se cubrió con las mantas lo mejor que podía sin embargo aun seguía escuchando el molesto ruido. Al estar atento a esos sonidos no se percató de la presencia de una persona quien entraba a su habitación de manera sigilosa.

—¡Despierta bella durmiente! —La persona lo pateó haciéndolo caer fuera de la cama.

—¿Yonji? ¿Quién mierda te dijo que podías entrar? —Se levantó del suelo con el trasero adolorido.

—Yo entró donde me dé la gana. —Yonji le pasó una pastilla con un vaso de agua. —¿Acaso el nene no puede aguantar un dolor de cabeza? —Se burló al verlo hacer gestos de molestia.

—Cállate. —Bebió de golpe la pastilla y la pasó con el agua. —¿Sabes quién mierda está haciendo ruido tan temprano?

—¿No te lo dijeron? —Al ver al otro negar decidió hablar. —Reiju trajo a unos hombres a que remodelaran la nueva habitación de Sora.

—¡¿Ah?! ¿Por qué diablos no me lo consultó? —cuestionó molesto.

—Y yo que se, tal vez no quiere que su sobrina desarrolle algún tipo de mamitis al estar acostumbrada a compartir habitación contigo. —Le parecía divertido las reacciones de Sanji, sin embargo, prefirió dejar la burla de lado cambiando su semblante a uno serio. —Es lo mejor, después de tener esa estúpida pelea con Ichiji es bueno que empieces a reflexionar idiota, no seas tan dependiente de tu hija.

—Pedazo de...

—Me gustaría quedar para oír tu refinado vocabulario, pero si me disculpas debo tomar un vuelo ahora.

—¿Se van tan pronto? —Pensaba que sus hermanos se quedarían por más tiempo con ellos.

—No pudimos reunir a la familia para anunciarles que Abby y Gia... bueno ellas están embarazadas. Ahora más que nunca necesitan de nuestro cuidado. —comentó con una sonrisa boba. —Deberías felicitarnos, serás tío por segunda vez.

—Idiota felicidades, ser padre sí que te ha hecho ser responsable. —Apenas terminó la oración que la puerta fue azotada por Niji.

—¡Idiota, sino salimos ahora, perderemos el vuelo! —gritó el hombre de cabello azul.

—Ya te oí imbécil, no tienes por qué gritar.

Yonji y Niji salieron de la habitación despidiéndose de él. Sanji realmente estaba feliz por sus hermanos, iban a ser padres por segunda vez, y de solo pensar en esa buena noticia le hizo recordar como ellos habían encontrado la felicidad en dos hermosas señoritas inglesas que habían llegado a Japón por un intercambio estudiantil. Ambas hermanas eran gemelas por lo que tenían un bonito cabello rojo y su rostro era adornado por pecas dándoles un aire inocente. Y vaya que nadie de la familia se imaginó que ellas pudieran amansar a esos idiotas que se creían mejor que los demás, cada una tenía una personalidad dulce, sin embargo, cuando se enojaban su carácter era aterrador y sus hermanos ya lo habían comprobado de mala manera. Ellos tuvieron la fortuna de que Judge no se entrometiera en sus vidas cuando este se divorció de su madre. Definitivamente estar casados los volvió un poco maduros.

Se levantó de la cama y fue a darse una ducha rápida, luego escogió uno de los múltiples trajes de su closet y se lo colocó procurando que este estuviera impecable. A continuación, se dirigió hacia el origen del ruido, a unos pocos metros se encontró con su hermana hablando con un hombre que vestía una camiseta blanca con un overol de mezclilla, en esta última prenda tenía varias marcas de pintura en su ropa, por lo cual atribuyó que era uno de los que estaban trabajando en el cuarto de su hija. El hombre al ver que se acercaba hizo una reverencia y se retiró.

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