𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

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Memorizar se había transformado en un tarea sencilla, como una habilidad nacida del conflicto y la urgencia. Esta aguda retentiva no sólo le otorgaba ventajas en el campo de batalla; con una única y meticulosa lectura, podía retener textos extensos, llevando esa habilidad a su vida mundana.

El tomo ya meticulosamente transcrito fue entregado al director, cuyo semblante transmitía incredulidad ante la celeridad con la que el contenido del manuscrito quemado había sido transferido a las páginas del nuevo libro. Tres horas, un lapso de tiempo en el que había logrado recrear los escritos antiguos que reposaban en aquel texto, revelando un nivel de competencia que desafiaba las expectativas más optimistas del director.

Pero todavía faltaba una fastidiosa tarea para finalizar este retorcido primer día. Con paso decidido, llegó al lugar previamente acordado para que Grim cumpliera su castigo. Las agujas del reloj acompañaban el paso lento del tiempo, llevando consigo a un encuentro que le deparaba nuevas interacciones. La entrada del individuo de cabello naranja había sido aminorada por su retraso prolongado.

Ace, arrastrado por la voluntad de otro, irrumpió en el salón, cuyas palabras arrojaban reproches y agravios. El conflicto entre el deber y la rebeldía se manifestaba en la agitación del aire.

-¡Eres un traidor! -Resonó la acusación en el aire, cargada de la amargura que sólo la traición puede inspirar-

Y luego, un nuevo actor emergió en el escenario.

-No puedes saltearte tus castigos, solo empeorarás todo. -Replicó un joven de cabello azul-

-Buenas tardes. Un poco más y ya serían "buenas noches". -Comentó con un deje de molestia al Trappola por haberse retrasado-

El recién llegado sintio que su resentimiento y la curiosidad se mezclaron en su interior mientras que su cuerpo se estremecía por una sensación etérea de una fuerza tomar su cuello de nuevo al ver esos afilados ojos dorados.

-Vamos, empiecen antes que se haga más tarde. -Dijo el de la marca de pica con una sonrisa alentadora-

Se sentó junto al joven de otro mundo y, con la mano extendida, le ofreció un gesto de camaradería en medio del desconocimiento.

-Deuce Spade. -Se presentó alegre-

-Daelo Ninsir. -Contestó sin alzar la mirada, rechazando el apretón de manos y manteniendo su distante frialdad que irradiaba un aura de superioridad.-

El Spade retiró su mano con un deje de incomodidad, víctima de la respuesta desdeñosa y desinteresada.

Y así, los dos personajes problemáticos se embarcaron en la tarea de limpiar las ventanas, mientras Deuce asumía el papel de apoyo moral, alentándolos con frases como "¡Bien, una menos, solo quedan 87!"

En medio de la tarea ajena, el chico de Heartslabuy detuvo su atención, ahora dirigida hacia la persona a su lado. No había notado hasta ese momento cuán elegante lucía, como un personaje sacado de las páginas de una novela de época. Y con una sonrisa, volvió a intentar entablar una conversación, pero la receptividad de Daelo se había agotado.

Pero la inquietante serenidad se rompió abruptamente con un estruendo repentino y un par de gritos que resonaron, interrumpiendo la efímera calma y reavivando la tensión en el ambiente.

-¡Eres un inútil, Grim! -Gritó, mezclando enfado y la burla en esas cuatro palabras-

-¡¿Qué dices?! -Replicó Grim, cada vez más enfurecido- ¡Voy a calzinarte!

-Déjalo, Ace. -Dijo Deuce con una voz apaciguadora-

-¡No te metas, idiota!

-¡No me hables así!

𝑬𝒏𝒊𝒈𝒎𝒂 - 𝑻𝒘𝒊𝒔𝒕𝒆𝒅 𝑾𝒐𝒏𝒅𝒆𝒓𝒍𝒂𝒏𝒅 (𝑴!𝑶𝑪)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora