Capítulo XVI: La respuesta

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Las joviales risas y el ruido de la vajilla al chocar eran la melodía de aquel pintoresco café. Era una hora crítica, por lo cual, se encontraba bastante concurrido. Para su suerte, consiguió una mesa.

Sentado, leyendo el periódico, esperaba. No pidió nada, iba a esperar a que lleguen sus acompañantes para ello.

Estaba ansioso y angustiado, los sucesos de aquella noche le pesaban en el pecho. Hacían crujir su corazón. Nunca había sido su intención, de haber conocido como se iban a desarrollar los hechos, habría actuado de otra forma.

El primero en llegar fue el muchacho de ojos esmeralda. Sus coloreadas trenzas lucían más brillantes que de costumbre. En su cara, lucía una gran sonrisa. Si no lo conociera, pensaría que se estaba burlando. Aunque dada la situación no le sorprendería.

Tomó asiento al frente suyo y llamó para que lo atiendan inmediatamente. El castaño suspiró. Al parecer su amigo no tenía intenciones de esperar. Le estaba por reprochar.

Para su suerte, la chica de ojos rojizos hizo acto de presencia en ese instante. Sus coletas se movían alegremente y su aura transmitía tranquilidad. Ella no hizo más que acomodarse y hacer su pedido junto a ambos hombres. Su merienda consistía en dos cafés y un milkshake de frutilla, acompañados de porciones de pastel y croissants.

Se habían reunido en aquel local para discutir un asunto que al castaño le generaba demasiado malestar. Necesitaba asesoría.

― ¿Vas a comenzar o te quedarás callado? ―se burló Venti ante la falta de iniciativa del organizador de la reunión, al tiempo que tomaba de su milkshake.

― Vamos Zhongli, no nos tengas esperando todo el día ―dijo Hu Tao jugando con su tenedor.

Zhongli resopló por lo bajo, tenía que empezar. Dio un nuevo sorbo a su bebida caliente y miró a sus acompañantes, a sus amigos. Podía confiar en ellos.

Empezó a relatar los hechos desde el comienzo: como había sido de inoportuno su primer encuentro; como habían llegado a un contrato; como se desarrollaron sus encuentros desde el primero hasta el último; como su relación paga escaló a una amistad; como la fiesta de máscaras había sido un antes y un después; y como había acabado aquella fatídica noche.

― Y eso fue lo que sucedió ―terminó de relatar el castaño. Había sido un discurso demasiado extenso, pero no deseaba dejar ningún cabo suelto.

El silencio entre ellos se hizo presente. Durante el relato no hubo ni una interrupción. Sus oyentes prestaron el máximo de su atención. Ahora se encontraban procesando sus palabras

― Arcontes... ―es todo lo que pudo decir Venti, bastante inusual de su parte. Esperaba una burla, cualquier cosa menos un suspiro lastimoso.

― ¿Qué fue lo que le respondiste? ―preguntó la joven de ojos carmesí. Parecía pensativa. Después de todo, ella ya conocía los detalles de la mayoría de sucesos.

― No pude emitir ni un sonido, se fue corriendo sin yo poder responder ―relató el consultor. Habría querido decir tanto, contener el contrario y poder darle las explicaciones que merecía. Sin embargo, su dudar le trajo severas consecuencias.

― Arcontes... ―repitió tanto Hu Tao como Venti. Se estaban apiadando de su infortunada alma. Al parecer la desgracia era su pesar.

― Dime Zhongli, ¿eres consciente a dónde va todo esto, verdad? ―preguntó un serio Venti― No quiero sonar aguafiestas, pero debes de plantearte que es lo que deseas, que quieres para tu futuro.

― Ese es el problema, no sé qué hacer. ―confesó, tenía tantas cartas en su mano pero no sabía con cual jugar o que jugada hacer.

― ¡Haz elecciones hombre! No seas gallina... ―reclamó Venti―. No dudes, actúa.

Incógnito | Zhongli X Tartaglia/Childe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora