Capítulo 16: Acuerdo

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Nunca le gustó levantarse temprano y ahora, luego de haber vuelto de la muerte, no podía cambiar ese hábito de su ser. Sin embargo, debía cuidar que su grupo de niños estuviera en orden y los heridos no levantaran fiebre esa noche. Así que durmió pocas horas y se encontró despierto en esa habitación revisando a los discípulos mientras oía los ronquidos y las respiraciones acompasadas de todos esos jóvenes. La tranquilidad de ese cuarto le pareció irreal, tanto que casi pensaba que el peligro que vivieron el día anterior había sido parte de un sueño. Aun así, eso ocurrió y lo único que consiguieron fueron más preguntas que respuestas.

Tampoco podía dormir porque en su mente se formaban sueños y pesadillas con las que no estaba dispuesto a lidiar en ese momento. Recordaba cosas del pasado apenas cerraba los ojos y también revivía la conversación que tuvieron con Xue Yang y Xiao Xingchen, la cual no dejaba de darle vueltas en su cabeza. Los fantasmas de sus pecados parecían dispuestos a regresar para asfixiarlo y matarlo una vez más. ¿Para eso fue que había vuelto? Tal vez morir antes no había sido suficiente.

Todo parecía en orden, así que Wei Ying se tomó la libertad de salir y estar un momento solo. Jiang Cheng estaba igual de perturbado que él, pero había logrado descansar un poco gracias a la insistencia de Jin Ling y Sizhui. Sabía de la gran resistencia de su shidi, pero también tenía que tomarse un momento para reponer energías y pensar. No quería imaginar lo que era su cabeza en esos momentos, quizás incluso un lío peor que la del propio Wei Ying.

Se permitió salir un momento y perderse en el silencio del bosque exterior. Quería estar solo, necesitaba estarlo, aunque sea por un mínimo instante y terminar de entender qué estaba pasando o qué debía hacer.

Prácticamente Xue Yang le había dicho que el amuleto que se ocupó en destruir existía y le había recomendado que fuera a un lugar lejano, desconocido, para poder terminar de dilucidar ese misterio. Si el cuerpo que ellos habían encontrado era una persona que la familia Jin asesinó, ¿quién era y con qué propósito? ¿Qué ocultaban de ellos en Dongying? ¿Por qué era importante para el Sello del Tigre Estigio esas tierras tan lejanas y malditas a los ojos de los ancianos que conoció en su vida?

Cuando más lo pensaba, más intriga sentía, y pensaba que, en parte, ese lugar lo llamaba. Todas esas criaturas que se encontraron habían llegado a través del mar desde el este, tanto él como Jiang Cheng lo sabían muy bien, y ahora parecía que todo apuntaba en esa dirección. Todavía tenían que terminar de discutirlo, pero la idea no le dejaba de parecer atractiva y emocionante. En su ingenua juventud, había tenido sueños de recorrer el mundo, pero eso no había sucedido y tampoco estaba seguro que ahora fuera a pasar. Sin embargo, esta posibilidad que se abría frente a sus ojos lo exaltaba como si fuera un niño pequeño.

Tal vez podría escaparse si Jiang Cheng no quería ir, pero todavía no estaba dispuesto a arriesgarse a ningún plan. Decidiría según cómo avanzara la situación.

Caminó entre los árboles sin alejarse mucho de la casa de sepelios y recordó algo importante que aún no había tenido tiempo de tratar. Miró hacia atrás para asegurarse que estuviese solo y luego silbó.

En un instante, vio a Wen Ning apareciendo frente a él y sonrió. Sabía que él estaría cerca, pero lo mejor era que se mantuviera a una distancia prudencial por Jin Ling y Jiang Cheng. El día anterior hubo demasiados problemas, los suficientes como para que esos dos ignoraran al General Fantasma y no volvieran a mencionar el tema.

—Es bueno verte bien ya —comentó al darse cuenta que la mirada de Wen Ning estaba fija en él y como la recordaba. Su consciencia había vuelto a aflorar y ya no estaba sujeta a ninguna atadura como antes notó.

—Me mantuve cerca luego de la pelea.

—Está bien, pero no te acerques mucho por Jin Ling y Jiang Cheng, no sé cómo puedan reaccionar ellos si te ven ahora.

Mil vainas de lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora