Capítulo 52

38 9 2
                                    

Rafael abrió la puerta y no encontró a nadie más que una nota que decía:

"Alejate de ella si la quieres ver bien, si no atente a las consecuencias"

El al leerla trato de buscar a alguien en los pasillos y no vio a nadie así que entró a la habitación, rompió la nota y se sentó en la cama, le asustaba un poco esa nota aunque quizá se habían equivocado de habitación por qué ¿Quién les querría hacer daño? O mejor ¿Como saben dónde están? Decidió pensar que esa nota simplemente no era para ellos, él estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta que Valentina ya había despertado hasta que sintió las manos de ella en su pecho mientras lo abrazaba sacándole una sonrisa

V: Buenos días guapo -dándole un beso en la mejilla-

R: Buenos días amor -sonriendole- ¿Te desperté?

V: No, ya me estaba empezando a lastimar el sol, ¿Quién era?

R: Nadie, seguramente se equivocaron de habitación, pero ven, acuéstate un rato aquí conmigo

Valentina se recostó nuevamente con él mientras él la observaba

V: Me encanta estar así contigo, tu eres esa paz que necesitaba -dándole un beso- ¿Que vamos a hacer hoy?

R: Podemos ir a la playa un rato y de ahí vamos a hacer algo que se que te va a gustar -sonriendole- pero no tenemos prisa ¿O si?

V: No, nada de prisas -sonriendole-

Nuevamente llamaron a la puerta, Rafael abrió con cuidado y en esa ocasión si era el room service que llevaba el desayuno, el lo dejo adentro de la habitación y salió, los dos se pudieron a desayunar para después cambiarse para caminar un poco por la playa, Rafael se puso su traje de baño, este era en color rojo y arriba se puso una camisa con estampado, Valentina se puso su traje de baño, este era de dos piezas cruzado en color blanco con negro y encima se puso un short de mezclilla, ya listos salieron a hacia la playa tomados de la mano, al bajar caminaron un rato por la playa, de pronto Rafael le tomó la mano y empezó a correr con ella para meterse al mar

V: Espérame -riendo-

R: Vamos mi amor -corriendo-

Ya mar adentro empezaron a jugar con el agua como un par de niños, Valentina siguiendo el juego salió corriendo para escapar de Rafael y él corrió tras ella, cuando la atrapó la tomo por la cintura y la cargo para después besarla

R: ¿Has pensado alguna vez lo feliz que me haces? -sonriendole- Tu llegaste a cambiar mi vida, a creer en el amor, a creer en mi, tu eres eso que me hacía falta para poder sentirme completo

Rafael la volvió a besar y al separarse ella tomo su rostro

V: Ya te lo dije, tu eres mi paz, mi presente y se que también serás mi futuro, eres mi felicidad y mi tranquilidad, tu eres eso que siempre pedí -sonriendole- y si sigue en pie la propuesta acepto, vamos a arriesgarnos una vez más por qué ya no quiero separarme de ti

R: ¿Estás hablando en serio?

V: Claro, quiero ser feliz ya, empezar a disfrutar mi vida y cada momento de está y solo lo podré hacer contigo a mi lado

R: Y lo vamos a lograr amor .

Rafael la abrazo, la emoción estaba presente en los dos pues sabían que vivir juntos reforzaría aún más su relación.

Estuvieron ahí un rato más hasta que se llegó la hora de enseñarle una sorpresa más a Valentina, ellos caminaron hacia un muelle que estaba cerca de donde estaban, cuando llegaron Rafael se acercó hacia una persona encargada de las embarcaciones que estaban ahí, el le menciono algo y el asistió con la cabeza y empezó a caminar

R: Ven amor -tomándole la mano-

V: ¿A dónde vamos?

R: Ahorita lo sabrás -sonriendole-

Ellos siguieron al hombre y un poco después estaban frente a un yate no muy grande de dos pisos, en el piso de abajo tenía un sillón en la orilla para poder ver el mar, también había una mesa en medio de este simulando una sala de estar, más adentro estaba una  barra con algunas bebidas, más adelante se encontraba la cabina donde manejaban la embarcación, en la parte de arriba tenían una especie de cama donde se podían recostar con una vista maravillosa

H: Bueno señor Cervantes, el yate es suyo hasta la media noche, si necesitan algo pueden llamar a este numero, el los podrá ayudar en lo que necesiten -sonriendole- Disfruten mucho

El señor se retiró dejando a Valentina y Rafael solos

V: ¿Tu rentaste esto?

R: Si, quiero pasar una velada especial a tu lado y que mejor que hacerlo aquí -sonriendole-

V: ¿Pero lo sabes manejar?

R: Claro -sonriendole- soy un estuche de monerías

V: Pero seguramente te costó mucho no ne...

R: Que eso no te importe Vale, tu te mereces mucho más que esto -sonriendole- mejor vamos a disfrutar que está noche es muy especial

Rafael ayudo a subir a Valentina para luego subir el, los dos caminaron hacia la cabina y Rafael encendió el motor y así empezaron su aventura, un rato después se encontraban ya entre el agua con una vista preciosa pues el atardecer ya estaba llegando, el anclo el yate y se levantó para ir con Valentina a la pequeña sala, cuando ella se levantó para acompañarlo se mareo por lo que se agarró de Rafa

R: ¿Estás bien?

V: Si, solo que me mareé un poco, debe ser por dónde estamos -riendo-

R: Bueno, entonces ven que vamos a cenar aquí, juntos viendo el atardecer -sonriendole-

Rafael saco algunas cosas y la puso en la mesa que tenían, como ya estaba todo planeado saco los platillos que había pedido, puso dos copas y tomo una botella de vino, así los dos se sentaron y empezaron a cenar a la luz del atardecer mientras hablaban de los diversos planes que tenían juntos, de cómo quería que fuera el gran día de su boda, en fin hablaban de todo, después de cenar siguieron su plática para después subir y recostarse juntos viendo la noche caer

V: Es precioso -sonriendo-

R: Si pero ni este hermoso atardecer se compara con tu belleza -dándole un beso- ¿Te gustó tu sorpresa?

V: Me encantó -sonriendole- gracias por hacerme tan feliz

R: No tienes nada que agradecerme que yo lo hago para verte así, feliz, regalándome esas sonrisas que me dejan loco

Valentina le dio otro beso y estuvieron un rato más contemplando el cielo mientras estaban abrazados, así pasaron un par de horas disfrutando su momento, compartiendo sus sueños, sus miedos, sus planes, compartiendo todo lo que sentían para en ese mismo mar dejarlo ir y empezar a ser felices sin nada que los atormentara.

Muy a su pesar bajaron por qué ya era hora de regresar al puerto, Rafael intento prender el yate y al dar vuelta a la llave este no arrancó, intento un par de veces más hasta que se dio cuenta de que era lo que ocurría

R: Vale, tenemos un problema

Continuará...

Las dos caras de una sola mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora