Esta de vuelta

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Irene se encontraba acomodando algunos libros en la estantería del salón cuando vino la primera acción sospechosa, Camilla debía acomodar algunos libros que les acababan de entregar, podría haberlo hecho justo el lado de Irene, sin embargo no fue así, prefirio empujarla con ayuda de su cadera antes de soltar un comentario acerca de su complexión que Irene deseaba no recordar ahora mismo. Aquello la aletro pero de alguna forma justificó a Camila, pensando que de verdad era culpa suya por estorbar, aunque realmente no estuviera haciéndolo, luego llegó algo más, siempre que intentaba mantener alguna conversación con Camila sobre cualquier cosa, tenía dos opciones: o la ignoraba por completo o soltaba uno de sus ya conocidos comentarios sarcásticos para mandarla a callar.
Después la crítica de su peso, de su rostro e incluso de como se movía al caminar, según ella y Aby eso era gracioso, aunque en realidad no es que caminara distinto al resto. Poco a poco fue avanzando hasta que Camila dejó de sentarse junto a ella, pero eso sí, quería que siempre en clase de matemáticas la ayudara a resolver las ecuaciones qué el profesor les imponía como ejercicio.

Claro que no tenía este tipo de comportamientos cuando estaba con Helena, porque de un tiempo para acá dejó de sentarse con ellas y cuando Helena quiso saber la razón de aquello, Camila simplemente respondió con un: "pues ya sabrás tú", algo rarisimo, así que habían estado comiendo solas las dos, de hecho Gabriel no iba a sentarse con ellas como al inicio de las clases. Eso era algo que la ponía feliz, pero la situación con Camila comenzaba a recordarle a sus años de secundaria y debía admitir que no le agradaba ni un poco que la historia volviera a repetirse y pero aún sin ningún sentido.

Helena hablaba sin parar sobre un incidente con Gabriel, al parecer un beso casi robado y decía casi porque al parecer su amiga logró esquivarlo a tiempo, seguía hablando con Gabriel con normalidad a veces, pretendiendo que nada extraño sucedió esa tarde en el parque, sin embargo Irene sentía la tensión entre ellos, era casi palpable y muy incómoda si no eras parte de aquel dúo.

-¿Entonces quién quieres que te bese?, seguramente Adrián-le dijo tratándome de restarle importancia al romance, ¿qué más daba?, tarde o temprano terminaría por tornarse oscuro, por ello Irene prefería no enamorarse jamás.
-...si-Irene frunció el seño al notar como su amiga se ruborizaba un poco al imaginar aquel escenario.

No podía creerlo de verdad, cuando le hicieron mención de aquel individuo por alguna razón Irene lo imagino muy distinto, quizás rubio, de ojos claros y con mucho dinero. Pero no, el tipo de atractivo solo tenía uno ochenta de altura, de rostro en realidad era bastante feo y por lo poco que le comentó Helena, venía de una familia peor acomodanda económicamente que la suya, de inmediato se lo imagino viviendo en una especie de vecindad, con toda su parentela en la misma casa, aplastados como...no sabía, pero tan solo de imaginarse a Helena en esa situación sentía ganas de vomitar, ya que, para ser la hija de dos grandes empresarios, su amiga tenía muy pocas aspiraciones y eso la hacía sentir un poco mal, quizás ella era demasiado criticona...para ser ella.

¡Pero Dios, ni si quiera tenía buen cuerpo, estaba todo flaco!

Aunque no es que ella pudiera criticar mucho el físico de las personas, Irene estaba bien consciente que no era bonita, tenía algunos kilos de más. El regresar a la realidad y recordar quien era la hacía sentirse peor persona de lo que seguramente era Adrián.

Tenía que dejar de ser así.

Cuando llegó el final de la jornada escolar tuvo que marchar a casa, se dispuso a hacer la tarea y luego a ponerse algo más cómodo, pues más tarde Helena pasaría a buscarla para ir a un entrenamiento...no es que ella fuera a entrenar, claramente, pero si le gustaría ver a su amiga en acción y quizás después aprender alguna cosas en privado, justo como lo habían estado haciendo las últimas semanas.
Pues se escabullian en las activaciones físicas, al salón de Irene o al de Helena, dependiendo de cual fuera más conveniente, bailaban e incluso Helena optó por llevar audífonos inalambricos para hacer más amena la experiencia, cada uno en una oreja de cada chica, así podrían seguir hablando y divertirse, Helena le propuso comenzar a entrenar juntas, sin embargo Irene rechazó la propuesta amablemente.

Delirios Juveniles #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora